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Dimas Gimeno, el príncipe destronado

El presidente del mayor grupo europeo de grandes almacenes se ha visto despojado en el último año de sus funciones ejecutivas ante el avance de los hombres de confianza de las hermanas Álvarez.

Pilar Riaño

18 ene 2018 - 04:57

Dimas Gimeno, el príncipe destronado

 

 

“El interviniente anterior, de El Corte Inglés, que no recuerdo tu nombre”. Así se refirió a Dimas Gimeno una recién estrenada Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, en una de las primeras apariciones públicas del presidente de El Corte Inglés, en octubre de 2015.

 

Amante del cine, con una formación excelente y una trayectoria profesional trazada para su cargo actual, Gimeno ha tenido muy pocas apariciones como presidente de El Corte Inglés. Después de tres años agitados, protagonizados por la reestructuración financiera y la entrada de un socio, el qatarí Hamad bin Jassim, al capital de la compañía, Carmena debería saber hoy que Gimeno es chairman del mayor grupo europeo de grandes almacenes.

 

Designado como sucesor por el propio Isidoro Álvarez antes de su fallecimiento, cuando no llegaba a los cuarenta años, hoy Gimeno es visto por muchos en el sector como un príncipe destronado. Su cargo actual, vacío de funciones ejecutivas, fue aprobado en 2017 por el consejo de administración de El Corte Inglés con el voto unánime de sus integrantes (incluido el propio Gimeno) y explicado como un movimiento de modernización. El cargo de presidente no ejecutivo es, según dijo el grupo, “cada vez más habitual en las grandes empresas nacionales e internacionales para facilitar la separación de poderes”.

 

 

 

 

Nacido en 1975, Gimeno es licenciado en Derecho y MBA por el Iese. Casado con Mónica Esteban, fundadora de la ONG Juegaterapia, y con dos hijos, inició su trayectoria en el grupo de grandes almacenes en 1995 como vendedor en el centro del grupo de Castellana, en Madrid.

 

Al finalizar sus estudios, en el 2000, pasó a los servicios centrales de la compañía y un año más tarde colaboró en el despliegue del grupo en Portugal, hasta 2008. Reubicado en Madrid, Gimeno ascendió a director de ventas y en 2009 entró en el patronato de la Fundación Ramón Areces y en 2010 en el consejo de administración de El Corte Inglés. Había llegado a los círculos de poder.

 

Ya entonces favorito en la sucesión, en agosto de 2013 fue nombrado consejero director general (número dos oficial de su tío, Isidoro Álvarez) y, tras el fallecimiento de este, en 2014, le sucedió como presidente del grupo.

 

 

 

 

Más o menos aceptado por él mismo, la cesión del poder efectivo por parte de Gimeno en favor de dos consejeros delegados, Víctor del Pozo y Jesús Nuño de la Rosa (de la confianza de sus primas, Marta y Cristina Álvarez Guil, hijas de Isidoro Álvarez), representa la pérdida en una batalla política en el seno del grupo. Las cartas de Gimeno eran malas de entrada, ya que, aunque heredó el bastón de mando de su tío, este no le dejó el control accionarial.

 

A partir de ahí, Gimeno presenció la pérdida de varios de sus leales y el progresivo ascenso de patronos, consejeros y ejecutivos afines a sus primas. El nuevo reparto de poderes en El Corte Inglés genera cuanto menos incertidumbre: hasta el fallecimiento de Isidoro Álvarez, el presidente había ejercido un poder casi absoluto en el grupo, partiendo del control accionarial del mismo. Ahora la situación es otra.

 

Está por ver si Gimeno, caracterizado como su tío y mentor por la discreción, aguarda a una oportunidad para recuperar el mando. O bien si su paso atrás busca algo a cambio: la verdadera modernización en la gestión de El Corte Inglés que planeaba junto a Manuel Pizarro, el único independiente en la alta dirección del grupo. Una modernización que pasa por separar el accionariado de la gestión y, tal vez, en un futuro, la salida a bolsa del grupo.