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De ‘wearables’ a prendas inteligentes: cinco desafíos para el matrimonio entre tecnología e industria textil

María Bertero

22 ene 2016 - 04:45

Los wearables ante el reto de llegar a la moda. El negocio de las prendas y accesorios de moda inteligentes alcanzó los 52 millones de unidades vendidas en 2014 en el mundo, superando en un 32% la cifra del año anterior. Las previsiones del sector pasan por un incremento en los próximos años. Pero el desafío más inmediato es traspasar la barrera de los gadgets o accesorios tecnológicos, como relojes o gafas, y que la tecnología llegue a los artículos textiles.

 

Ésta es la principal conclusión de la mesa redonda organizada por Eurecat bajo el nombre Smart Services, Smart Production, Smart Textiles. Según los expertos que participaron en el debate, la industria textil debe superar cinco desafíos para convertir los avances tecnológicos en software aplicados en prendas: la sostenibilidad del modelo, la necesidad de poner en marcha proyectos de innovación textil, los cambios que debe afrontar el proceso de producción de dichas prendas, los nuevos modelos de negocio que conlleva la industria y por último, el incorporar las fibras inteligentes en la mente del consumidor.

 

Los expertos debatieron la necesidad de pensar al mundo con fibras inteligentes. “Los consumidores relacionan lo smart con prendas repletas de cables y no son conscientes que la ropa deportiva que usan hace años se produce bajo el mismo concepto”, destacó Oscar Tomico, experto en wearables y profesor agregado de Technische Universiteit Eindhoven. “Nos encontramos todavía en una fase de tener que explicar y enseñar acerca de qué son los wearables o las fibras textiles tecnológicas”, agregó Miquel Rey, director general de negocio de Eurecat.

 

En primer lugar, hay que pensar cómo los textiles inteligentes pueden ayudar en el progreso social, económico y ecológico. Tal y como señaló José Teunissen, investigadora de moda y decana de ArtEZ Institute of the Arts, “el proceso de manufactura tecnológico tiene que ponerse al servicio de la gente; ya existen prendas deportivas inteligentes pero tenemos que ir más allá”. A modo de ejemplo, Miquel Soler, director del Centro de Investigación y Textil de Canet de Mar, habló sobre el desarrollo de un dispositivo colocado en el calzado de personas mayores para controlar sus movimientos y saber si han caído al suelo y precisan asistencia.

 

Por otro lado, es necesario poner en marcha los proyectos que surgen dentro de start ups pero también de grandes empresas. “Desde Phillips realizamos diversos prototipos para mejorar la calidad de vida de los usuarios”, aseguró Koen van Os, responsable del departamento Phillips Research Lighting. La compañía utiliza el desarrollo de luces LED para la confección de dispositivos que alivien dolores musculares y controlen la postura. Si bien muchos prototipos que surgen en los laboratorios fracasan y no se pueden llevar a cabo, el debate remarcó la necesidad de trabajar en equipos interdisciplinares con integrantes especializados en tecnología y diseño.

 

Además, para el desarrollo de los wearables y de los tejidos tecnológicos se necesita un proceso productivo especialmente desarrollado y capacitado, como maquinaria que sea capaz de tejer materiales no convencionales. Soler destacó las diferencias entre este proceso de producción y el convencional: “No tenemos que pensar que producimos una prenda cualquiera; no venderemos grandes series, pero aportaremos soluciones a las necesidades del usuario”. A su vez, el director del Centro de Investigación y Textil aseguró que la producción de wearables se asemeja más a la producción artesanal, y que la clave radica en el valor agregado que dichas prendas conllevan, ya que aportan cualidades que no tienen las prendas tradicionales.

 

Más allá de un cambio estructural en el proceso productivo, la industria textil tecnológica implica también la creación de nuevos modelos de negocio. Rey enfatizó que el reto está en vencer las necesidades de los clientes mediante soluciones tecnológicas. Eurecat, entidad pública donde se desarrolla el principal centro tecnológico de Cataluña, actúa como puente donde las ideas se encuentran con las empresas y lleva adelante Reimagine Textile, proyecto que conecta los principales agentes para posicionar Cataluña como referente de la revolución textil.

 

Ante esta nueva realidad surgen también nuevas dudas como si el mercado y los consumidores están o no preparados para el desarrollo de una industria textil estrechamente relacionada con la tecnología. Por su parte, ya hay diseñadores trabajando en prendas tecnológicas. Saúl Baeza, cofundador de la firma de moda The Hunch Project, especializado en el diseño industrial, ha creado colecciones modificando fibras convencionales como la lana para la fabricación de prendas inteligentes. Por su parte, la diseñadora holandesa Marina Toeters, dirige el proyecto Solar Fiber, con el desarrollo de prendas capaces de captar y reproducir la energía solar. “Lo diferencial en la producción de moda inteligente es que ubicamos al consumidor en el centro del proceso productivo ya que pretendemos satisfacer sus necesidades”, añade Toeters.

 

Esta nueva manera de concebir la moda implica cambios en el modelo de comunicación y consumo de las prendas. Teunissen destacó la importancia de buscar una nueva manera de presentar estas prendas, más allá de la pasarela. En este sentido, apuntó que lo más probable es que no veamos estas prendas en tiendas convencionales, sino que el canal de venta también deberá cambiar.