Back Stage

De Pedro Rodríguez a Davidelfin: las ‘bellas durmientes’ del diseño español

Las bellas durmientes de la moda internacional han vuelto a primera línea después de que Lanvin cambiara de manos, Schiaparelli echase a andar y Paul Poiret empezara a crear estructura.

S. Riera

8 mar 2018 - 04:54

De Pedro Rodríguez a Pertegaz: las bellas durmientes españolas del diseño español

 

 

Pedro Rodríguez, Asunción Bastida, Manuel Piña, Manuel Pertegaz o Antonio Miró. Son algunos de los nombres propios de la moda española que han entrado en un periodo de letargo. El último en sumarse a estos históricos es David Delfín, fallecido en 2017 y cuya marca está todavía en el aire. 

 

La era dorada de la alta costura, además de arrojar nombres como Balenciaga, también dio los Manuel Pertegaz, Pedro Rodríguez o Asunción Bastida. Pertegaz continúa en manos de la familia y del que fuera su mano derecha y hombre de confianza, Ángel Tribaldos, que la gestiona a través de la sociedad Marcas Comerciales.

 

La empresa fichó en 2015 a la diseñadora Carrie Van Hise para tomar las riendas de la dirección creativa, pero el negocio continúa desarrollándose sobre licencias, de las que gestionan una veintena. La de prêt-à-porter continúa en manos de la gallega Jealfer. En España, uno de sus principales socios comerciales es aún El Corte Inglés.

 

 

 

 

El proyecto de Pedro Rodríguez y Asunción Bastida no tuvo ningún tipo de continuidad. En el caso de Rodríguez, pese a ser el modisto de la alta sociedad catalana durante décadas, tener casas de costura en Barcelona y San Sebastián, fundar la Cooperativa de la Alta Costura (el equivalente en España de la Chambre Syndicale de La Couture Parisienne), y llegar a vestir a Ava Gardner o Audrey Hepburn, su nombre ha quedado suspendido en el tiempo.

 

Bastida, por su parte, también llegó a tener casas de costura en Barcelona y Madrid y llegó a presentar sus colecciones en Estados Unidos durante años, en Miami y en Nueva York. Trabajó también para el cine español en las décadas de los cuarenta y los cincuenta, y fue pionera en España en el desarrollo de una línea de prêt-à-porter. Su marido continuó trabajando con su nombre hasta 1975. Desde entonces, Bastida forma parte de las colecciones museísticas, pero nunca más regresó al mercado.

 

 

 

 

De aquella época, sólo la firma Paco Rabanne continúa activa. Detrás se encuentra desde la década de los ochenta el grupo Puig. En la actualidad, la marca da nombre a uno de los perfumes más vendidos en España. La empresa de perfumería relanzó el prêt-à-porter en 2011 y, desde 2013, está al frente de su dirección creativa el francés Julien Dossena, bajo el que ha regresado a la pasarela de la semana de la moda de París.

 

En la transición entre la costura y el prêt-à-porter también sobresalió Pedro Rovira, uno de los pocos de aquella era dorada que se lanzó a la producción en serie en los sesenta y los setenta. Formado en París, en el taller de Balenciaga, Rovira comercializó sus colecciones en España, pero también en Alemania, Estados Unidos y México. El diseñador llegó a vender sus piezas en la neoyorkina Saks Fifth Avenue.

 

Todavía está por ver cuál será el camino que siga Davidelfin, la marca del diseñador que falleció el año pasado. Por el momento, nadie ha retomado el proyecto del que fue una de las grandes promesas del diseño español y calificado como enfant terrible de la moda en el país.

 

La marca, controlada por la sociedad Fourquet 17, continúa hoy en manos del que fuera su mano derecha, Gorka Postigo. Él fue uno de los impulsores de la firma, que nació en 2001 de la mano del diseñador (cuyo nombre real era Diego David Domínguez González), los hermanos Deborah, Diego y Gorka Postigo Breedveld y la modelo Bimba Bosé, también fallecida.

 

 

 

 

Del boom del diseño

Más allá de la era dorada de la alta costura en España, la moda también ha ido dando nombres en las últimas décadas, algunos de los cuales han quedado en el olvido, como es el caso de Manuel Piña, uno de los diseñadores más aclamados en los inicios de la Pasarela Cibeles. Desde su repentino fallecimiento a principios de los noventa, su nombre ha quedado también adormecido.

 

Más recientemente, la última crisis económica ha dejado por el camino a otras marcas que adquirieron relevancia en las pasarelas españolas en las últimas décadas, como es el caso de Lydia Delgado, Francis Montesinos, Victorio&Lucchino o Elio Berhanyer.

 

Sin embargo, también ha habido relanzamientos, como Delpozo por parte de Perfumes y Diseño o Sybilla, de la mano de la propia diseñadora. En el primer caso, el grupo de perfumería se hizo con la marca seis meses después de que falleciera Jesús del Pozo y trazó la estrategia a seguir para dotarla de continuidad. El siguiente paso fue fichar a Josep Font, uno de los pocos nombres de la moda en España que ha subido a la alta costura de París, como director creativo.

 

 

 

 

En 2015, la diseñadora española de origen estadounidense, Sybilla Sorondo, reunió 2,5 millones de euros para recuperar su marca y relanzarla junto con un pool de inversores. En esta etapa, la enseña ha regresado a primera línea a través de establecimientos efímeros y el reconocimiento del Premio Nacional de la Moda. En la actualidad, la compañía se encuentra buscando socios para afianzar e impulsar su crecimiento.

 

También continúa su marcha, aunque en un perfil muy bajo, la marca Antonio Miró. En manos de Andrea Arquero, y con el diseñador desvinculado por completo de ella, la enseña se mantiene en el mercado a través de licencias y con una colección para hombre que presenta en la pasarela 080 Barcelona Fashion.

 

 

 

 

Mientras España deja a sus protagonistas en stand by, en el exterior, empresarios, inversores y fondos continúan apostando por despertar a las bellas durmientes internacionales. En los últimos meses, Lanvin ha cambiado de manos tras comprarla el fondo chino FosunSchiaparelli regresa a la alta costura de París rescatada por el empresario italiano Diego Della Valle; Poiret va consolidando su estructura después de que la adquiriese el gigante coreano de los grandes almacenes Shinsegae, o Vionnet salía en busca de inversores para financiar su expansión tras adquirirla la emprendedora Goga Ashkenazi.

 

Todas ellas buscan seguir la estela de Chanel, Dior o Balenciaga, que han logrado arrancar negocios de miles de millones de euros apoyándose en el vestigio que dejaron sus creadores. Chanel, por ejemplo, ingresó en 2016 un total de 5.670 millones de dólares (4.744 millones de euros); Christian Dior Couture, en manos de LVMH, generó ventas por 2.230 millones de euros en 2017, mientras que Balenciaga, junto a otras dos marcas de lujo de Kering, Brioni y Alexander McQueen, sumaron en 2017 una facturación de 1.907 millones de euros.