Back Stage

De las ‘dark kitchens’ a las ‘dark stores’: la moda ‘cocina’ la última milla post Covid-19

El coronavirus ha animado al retail estadounidense a convertir sus tiendas en almacenes para la Red. La moda comienza a introducirse en el modelo de las dark stores, dominado por la alimentación.

P. Riaño/ I. P. Gestal

27 may 2020 - 04:49

De las ‘dark kitchens’ a las ‘dark stores’: la moda ‘cocina’ la última milla post Covid-19

 

 

Tiendas cerradas, compras online, varias tallas para asegurar que la ropa entra, devoluciones, mensajeros con mascarilla y guantes… El coronavirus ha cambiado el escenario de la moda, desplazando a la Red todas las compras durante el periodo en que las tiendas han estado cerradas. La incorporación al consumo online de moda de nuevos consumidores por impacto de la pandemia hace que uno de los retos del ecommerce cobre una nueva dimensión: la última milla. La moda empieza a buscar nuevas fórmulas para cocinar su nueva logística y una de ellas son las dark stores.

 

Tal y como advierte un informe de Morgan Stanley publicado la semana pasada, las medidas de distanciamiento social y las limitaciones de aforo y acceso al centro de las ciudades harán que ir de compras resulte cada vez menos placentero, de manera que las tiendas serán cada vez más costosas para los retailers. En Estados Unidos, el mercado más avanzado del mundo para el retail, “algunas marcas están optando por cerrar sus puertas a los clientes y convirtiendo estas tiendas en dark stores para entregas y recogida de pedidos online”, según Forbes.

 

Una dark store es una tienda que no está abierta al público y se destina sólo a la operativa online. En algunos casos, puede estar abierta para recogida y devoluciones u operar simplemente como una delivery stations o pequeños almacenes en el centro o muy cerca de las ciudades.

 

 

 

 

 

Según la consultora IGD, especializada en alimentación, el concepto lo implantó por primera vez Auchan en Lille (Francia) en 2000. La tienda, denominada Auchan Drive, permitía recoger en coche pedidos de grandes dimensiones. En 2004, lanzó Auchan Chronodrive, destinado también a frescos. En Reino Unido, el modelo llegó en 2006 de la mano de Tesco, y actualmente la mayoría de cadenas de alimentación del país cuentan con establecimientos similares.

 

En Estados Unidos, Amazon ha sido pionero en el uso de este tipo de establecimientos, que se han extendido notablemente en los últimos años. Whole Foods, adquirida por la empresa de Jeff Bezos en 2017, transformó en abril en dark stores tiendas en Los Ángeles y Nueva York. La alimentación es el sector donde está más desarrollado este modelo, pero compañías de otros negocios, como Bed Bath & Beyond y la firma de joyería Kendra Scott, están realizando el mismo movimiento.

 

“Con el cierre de cientos de tiendas y centros comerciales, muchos locales quedaron vacíos y las marcas los aprovecharon para convertirlos en pequeñas delivery stations”, explica Jaume Hugas, experto en logística para ecommerce y profesor de Esade. “Cada vez necesitas más almacenes dentro de la ciudad, y son caros, así que hay empresas que han comenzado ya a usar trasteros o plazas de aparcamiento”, dice Hugas.

 

 

 

 

Moda oscura

El modelo de las dark stores llegó a España de la mano de Glovo, que estableció en Barcelona un supermercado cerrado para entregar artículos de alimentación y cuidado personal a cualquier hora del día. Después llegarían las dark kitchens: cocinas que trabajan sólo para el servicio a domicilio. Al calor de este fenómeno han nacido compañías como Food Haven, que opera con tres dark kitchens en Barcelona y sirve por Glovo, Uber Eats y Deliveroo.

 

La moda no ha sido todavía un usuario intensivo de este modelo, pero podría serlo a partir de ahora. Una de las primeras empresas que dan a conocer la apertura de dark stores es la start up online de moda femenina Laagam, respaldada por inversores como Luis Martínez Cabiedes, Sevezonic, Bankinter y Toubkal Partners.

 

La empresa se ha aliado con la start up Adock, fundada este mismo año y liderada por Ricardo Ribes, para poner en marcha dos dark stores en Barcelona, una en la zona alta de la ciudad y otra en la frontera con L’Hospitalet de Llobregat, con las que dar cobertura a todo el municipio.

 

 

 

 

Adock es un operador logístico multicliente especializado en este tipo de espacios, que deben estar ubicados siempre en zonas “con alta densidad de población”, tal y como explica Ribes. La empresa acumula en ellos el stock del cliente para que este pueda ofrecer entregas de pedidos online en el mismo día o en menos de dos horas. También sirven como puntos de recogida y de devolución.

 

Este modelo está enfocado, según Ribes, a empresas puramente online sin presencia física en el territorio, aunque también puede darse el caso de marcas que tengan tanto volumen online que no les interese gestionar los pedidos desde la tienda física. Adock, que está en negociaciones con otras marcas de moda, comienza a operar con dos espacios de 300 metros cuadrados en Barcelona, pero la empresa piensa ya en su desarrollo en Madrid, Sevilla o Valencia.

 

El referente internacional de Adock es la estadounidense Darkstore, cuyo lema es “fullfillment was broken, so we decided to fix it”. Fundada en 2017 y con sede en San Francisco, Darkstore ha tejido una red de más de 600 centros de fulfillment en alrededor de cuarenta estados de Estados Unidos. Desde su nacimiento, la empresa ha levantado treinta millones de dólares de financiación.

 

Las dark stores ayudan a reducir los costes derivados de la última milla. El transporte de la última milla copa un 50,3% del coste total de la cadena logística en ecommerce. Según el estudio Last Link: Quantifying the cost, elaborado por Cushman&Wakefield, la instalación de centros logísticos urbanos puede reducir estos costes en un 36%. Si es el cliente el que se desplaza al local, directamente se elimina el coste. Además, al usuario le facilita el proceso de devolución.

 

 

Desarrollo futuro

El cierre de tiendas provocado por el coronavirus ha hecho que muchas marcas hayan probado ya el modelo dark store. “Con la crisis actual, muchas marcas lo que han hecho es convertir sus tiendas actuales en fulfillment centers: es decir, un pedido de la zona de alguien que vive cerca de un determinado centro comercial que se lo sirva la tienda de ese centro comercial y que no venga de un almacén central en Madrid”, explica Luis Lara, experto en retail al frente de la consultora Retalent.

 

A juicio de Lara, “esto lo pueden hacer las marcas que tienen sistemas que les permiten hacer envíos desde tienda (no todas lo tienen) y muchas lo han hecho sin que sea noticia”. “En Estados Unidos muchas marcas han optado por esta vía porque el país es muy extenso y, al final, es mejor servir desde las tiendas aunque estén cerradas al público por el confinamiento”, agrega.

 

 

 

 

Durante el confinamiento, Inditex rescató el stock de sus tiendas en España para dar respuesta a la demanda online. A partir del 15 de abril, un mes después del cierre de tiendas, ochocientos trabajadores del gigante gallego acudieron a 290 tiendas para dar salida a la mercancía y servir pedidos online.

 

De hecho, Inditex ya sirve pedidos online habitualmente desde algunas de sus tiendas gracias a la implantación de tecnología de identificación por radiofrecuencia (Rfid), lo que le permite aprovechar al máximo su stock y servir pedidos en espacios cortos de tiempo.

 

Para Augusto Lobo, director de retail en España de la consultora inmobiliaria JLL, las amplias redes de tiendas de la industria de la moda harán que el modelo de las dark stores no se desarrolle con tanta fuera en este sector como en, por ejemplo, la alimentación. “Puede tener sentido, pero no de forma generalizada -explica-; llegado al punto de abrir un punto físico, las marcas preferirán abrirlo también al público final y forzar la recogida en tienda”.

 

Pese al ahorro de costes que supone una dark store por su ubicación frente a una tienda abierta al público, Lobo asegura que la pérdida de las ventas cruzadas de la gente que recoge en tienda y se lleva algo más “no compensa”.

 

De todos modos, la propia transformación del retail podría animar a cada vez más industrias a apostar por este formato. Fuentes del sector explican que “muchos centros comerciales de segundo y tercer nivel van a ser reconvertidos en pequeños centros de distribución para atender a zonas de ciudades y permitir las transacciones de la omnicanalidad”.

 

“Cada vez más, activos comerciales en ubicaciones secundarias buscarán usos alternativos, y actualmente el logístico es uno de los que tiene más demanda, por lo que podría ser la solución”, coincide un ejecutivo del sector inmobiliario. Con la caída del consumo a la vista, los centros y parques de medianas buscarán una nueva vida, y las dark stores podrían ser una de ellas.