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De Adolfo Domínguez a Sybilla: las ‘gacelas’ del diseño español de los 80, treinta años después

S. Riera

11 ago 2015 - 05:00

Roberto Verino, Adolfo Domínguez, Jesús del Pozo, Ágatha Ruiz de la Prada, Antonio Miró o Sybilla fueron algunas de las gacelas de la moda española de la década de los ochenta en España. Todas ellas fueron las promesas del made in Spain hace treinta años, cuando los fenómenos Inditex y Mango apenas eran perceptibles. Las gacelas de entonces  tratan ahora de redefinirse en un escenario nuevo y ante el reto de seducir a un consumidor joven que las desconoce.

 

El Gobierno aprobó en 1985 el Plan de Promoción de Diseño y Moda, también conocido como Plan de Intangibles, con una inversión de 34.000 millones de pesetas (205 millones de euros). De todo el presupuesto, el Ejecutivo de Felipe González destinó 18.040 millones de pesetas (109 millones de euros)  a proyectos colectivos e institucionales y otros 16.000 millones de pesetas (96 millones de euros) a empresas individuales. Sólo en proyectos individuales, se aprobaron un total de 180 propuestas para las empresas.

 

El Gobierno vio imprescindible esta inversión ante la entrada de España en la Comunidad Económica Europea y la apertura de fronteras. Con esta medida, el país quiso dotar de activos intangibles que permitieran completar el proceso de reconversión industrial, además de mejorar el nivel creativo y de calidad del producto textil español, y ayudar al sector a ser competitivo en el extranjero.

 

Dos de los proyectos colectivos que surgieron a raíz del plan fueron las dos pasarelas españolas, Gaudí en Barcelona y Cibeles en Madrid. Sobre ellas, desfilaron las marcas que tenían que abanderar el diseño con sello español, que debía dar valor y prestigio al made in Spain, del mismo modo que Chanel, Dior e Yves Saint Laurent lo daban al made in France, y Giorgio Armani, Versace o Ermenegildo Zegna al made in Italy.

 

Gracias a aquel plan sentaron las bases empresas como Roberto Verino, Adolfo Domínguez, Antonio Miró o Ágatha Ruiz de la Prada, entre otras. Fueron las denominadas gacelas de la moda española, las compañías con mayor proyección de futuro de la época. Treinta años después, y después de que otra compañía española, Inditex, cambiara las reglas mundiales de la distribución de moda, el escenario es completamente diferente.

 

 

De Roberto Verino a Adolfo Domínguez

 

Las gallegas Roberto Verino y Adolfo Domínguez siguieron los pasos de la mayoría de empresas de la región y desarrollaron en la década de los noventa un modelo de negocio basado en el retail y en el diseño, similar al de Giorgio Armani. De todas las gacelas de la moda en 1985, la que ha registrado un mayor crecimiento desde entonces ha sido Adolfo Domínguez, que cerró 2014 con una cifra de negocio de 121,54 millones de euros y una plantilla de 1.518 trabajadores.

 

No obstante, el grupo gallego, que dio el salto a bolsa en 1997, lleva años reajustando su modelo con ajustes en la unidad productiva y la red de tiendas para contener las pérdidas. Adolfo Domínguez está también en pleno proceso de reordenación de sus marcas, con la eliminación de la línea infantil y el relanzamiento de U.

 

Roberto Verino, por su parte, también tuvo un fuerte periodo de expansión a finales de la década de los noventa. En la actualidad, y tras los años de crisis, la compañía ha ido adelgazando en cifra de negocio, en número de tiendas y en empleados. La caída del consumo en España ha sido detonante para esta compañía que genera en el mercado español más del 80% de sus ingresos.

 

En 2014, el grupo facturó 35,3 millones de euros, un 23% menos que en el año anterior. En los últimos años, la empresa también ha pasado de tener 550 empleados a contar con una plantilla de 420 personas tras cerrar establecimientos en Portugal, Ucrania y España, entre otros países. En la actualidad, Roberto Verino cuenta con una red de 150 puntos de venta.

 

 

El color de Ágatha y la sobriedad de Miró

 

Ágatha Ruiz de la Prada y Antonio Miró optaron por desarrollar un modelo de negocio basado en las licencias. Ruiz de la Prada se erigió como uno de los estandartes de la Movida madrileña, ha sabido vincular su estilo al movimiento artístico del Pop art y, con los años, ha logrado popularizarse gracias a las licencias.

 

La empresa liderada por la diseñadora empezó a licenciar a principios de los noventa y en 2013 contaba con alrededor de 43 licenciatarios que movían la marca a 144 países y que le reportaron ingresos en royalties por valor de 3,5 millones de euros. La compañía cuenta además con tiendas en Madrid, París, Milán, Nueva York y Oporto.

 

Antonio Miró, por su parte, fue uno de los diseñadores españoles con mayor proyección internacional. El creador, que empezó en el negocio de la moda con la apertura del establecimiento multimarca Groc en Barcelona, lanzó su propia colección en 1986. Miró desfiló en la semana de la moda masculina de París, tuvo varias tiendas propias y comercializó sus prendas en algunos de los mejores escaparates del mundo, como Harrods, Harvey Nichols, Isetan o Barney’s, entre otros.

 

A mediados de la década del 2000, sus socios históricos, Ignacio Malet y Fernando Zallo, con los que fundó la empresa en 1986, abandonaron el proyecto y vendieron al diseñador su participación. Su salida favoreció la entrada del grupo catalán Twenty, licenciatario de Marithé Françoise Girbaud para España y que ya gestionaba su enseña de moda vaquera Miró Jeans. En la actualidad, la empresa está en manos de Andrea Arquero, hija de uno de los fundadores de Twenty.

 

Arquero, que controla el 70% del capital de la empresa, ha desarrollado en los últimos años un negocio basado en las licencias. Con un equipo de tres personas, la compañía generó el año pasado un negocio en torno a treinta millones de euros, aunque la facturación a través de royalties se situó en alrededor de 240.000 euros. Arquero sienta ahora las bases para relanzar la marca: acaba de reabrir la tienda en Barcelona, está desarrollando un plan para franquiciar y no descarta volver a la pasarela.

 

 

Sybilla y Delpozo, el nuevo lujo made in Spain

 

Sybilla es otra de las marcas que está en pleno relanzamiento. Tras una etapa de más de diez años de silencio, la diseñadora ha decidido regresar de la mano de su socio Cibrán Vázquez, con quien ya emprendió el proyecto Fabrics for Freedom. Sybilla, que ha lanzado su primera colección en años esta primavera-verano, ha empezado a comercializar sus prendas en puntos de venta como 10 Corso Como en Milán o Persuade en Bilbao, y ha abierto el salón Media y Novias.

 

La diseñadora, a quien la prensa internacional encumbró como la sucesora de Balenciaga, estaba encaminada a ser la próxima promesa del diseño de moda en España. Después de un corto, pero meteórico ascenso, la diseñadora decidió permanecer en un discreto segundo lugar y cedió la gestión de sus marcas a Martín Varsavsky y Miguel Salís, los fundadores de Jazztel, quienes trataron de desarrollar la segunda línea Jocomomola. El año pasado, Sybilla recuperó el control de la empresa y de las marcas. En esta nueva etapa, la compañía vuelve a buscar nuevos socios y reemprende el negocio a través de las licencias.

 

Jesús del Pozo, que falleció en 2011, fue también de los pocos creadores españoles en desfilar en París. En 2012, la enseña fundada por el histórico diseñador inició también una nueva era después de que el grupo Perfumes y Diseño, su hasta entonces licenciatario de su perfume, tomara el control de la marca y le cambiara el nombre por Delpozo.

 

Perfumes y Diseño, presidida por Pedro Trólez, repetía así la estrategia de grupos del sector de la perfumería como Puig, que se han hecho con firmas como Jean Paul Gaultier a partir del valor de sus perfumes. Al frente de la dirección creativa de la marca, el nuevo propietario colocó a Josep Font, el único diseñador que ha desfilado en la alta costura de París en los últimos años.

 

El propósito de Perfumes y Diseño es convertir a Delpozo en una de las pocas firmas de lujo creada en España. En 2013, la enseña desfiló en Nueva York e impulsó un plan de apertura de tiendas. En la actualidad, Delpozo cuenta con tiendas en Madrid y Miami y está presente en Galeries Lafayette, París; Theresa, en Munich, o Bergdorf Goodman, en Nueva York, entre otros.

 

Junto a todos ellos también hubo un puñado de diseñadores cuyas empresas han pasado por serias dificultades. El valenciano, Francis Montesinos, por ejemplo, ha anunciado este año el cese de su negocio tras cerrar la única tienda que mantenía abierta en Valencia. Victorio & Lucchino, por su parte, que llevan dos años en concurso de acreedores y, en los últimos meses, han disuelto su acuerdo de licencias para la líneas nupcial e íntima.

 

En el caso de Antonio Alvarado, otro de los diseñadores de la Movida madrileña, continúa presentando colección en la Mercedes Benz Fashion Week Madrid tras un periodo de silencio aunque su carrera está más vinculada al ámbito cultural y de formación.