Back Stage

Cyndi Rhoades (Worn Again): “El sistema circular no es una filosofía, las empresas están garantizándose con él su propio futuro”

La fundadora de Worn Again, una empresa de reciclaje textil que cuenta en su accionariado con el grupo sueco H&M, desgrana las oportunidades y desafíos que plantea la adopción del sistema circular en la industria de la moda.

S. Riera

23 oct 2017 - 04:43

Cyndi Rhoades (Worn Again): “El sistema circular no es una filosofía, las empresas están garantizándose con él su propio futuro”

 

 

Cyndi Rhoades aspira a lo imposible: nutrir de materia prima a toda la industria mundial de la moda sin cultivar un metro cuadrado de algodón y sin producir una tonelada métrica de poliéster. Rhoades fundó Worn Again en 2005 y, desde entonces, ha estado al frente de esta empresa de reciclaje textil que hace más de una década se marcó como meta dar con un procedimiento químico capaz de recuperar las fibras textiles de una prenda con la misma calidad con la que en su día fueron hiladas y reintroducirlas de nuevo en la cadena de aprovisionamiento.

 

La utopía de Rhoades ha empezado a sumar adeptos entre los gigantes de la moda y, en 2015, unió fuerzas con H&M y Kering para trazar la hoja de ruta del textil hacia la circularidad. El grupo sueco, el segundo del mundo en distribución de moda, ha entrado también en el capital de Worn Again con una participación minoritaria. En su consejo de administración también está Galahad Clark, representante de la séptima generación de la saga familiar propietaria de la compañía de calzado Clarks.

 

Pese a todo el camino recorrido en la industria de la moda por esta emprendedora británica, Rhoades inició su andadura profesional en las antípodas de las fibras, los hilados y los sistemas productivos. Directora de vídeos musicales y documentales, con el cambio de siglo empezó a interesarse por la economía global y su impacto sobre la sociedad y el medio ambiente. En protesta por un mundo global que rechazaba creó Anti Apathy, una organización defensora de estilos de vida sostenibles. De ahí, el salto hacia Worn Again fue sencillo. En pleno boom de la globalización de la industria de la moda y de su distribución, Rhoades irrumpió en el sistema con el lema de cero residuos en el textil.

 

 

 


Hace casi dos décadas que empezó a hablarse de economía circular y parece que es justo ahora cuando empieza a despertar el interés de las grandes corporaciones, también en la industria de la moda. ¿Estamos ante un cambio de paradigma y podemos dar por finalizada la economía lineal?

De una manera aún conceptual, creo que la industria está moviéndose ya hacia lo circular, pero todavía está por venir la realidad que plantea. Nos encontramos en la actualidad en una fase inicial porque todavía hay una falta de desarrollo tecnológico. Hay ya elementos, pero aún no lo suficientemente desarrollados para hacerla efectiva. Si tenemos en cuenta todo lo que hemos avanzado ya en economía circular, diría que sí, que la lineal ha terminado. Lo que sí es cada vez más evidente para todos es que no podemos seguir así siempre.

 

Algunos de los grandes grupos de distribución de moda han empezado a colocar contenedores para recoger ropa usada. ¿Cree que es misión de las marcas motivar a los consumidores para que reciclen?

Por supuesto. También puede plantearse como una nueva experiencia de compra. Cada vez son más los que observan que, en el futuro, la obtención de la materia prima será un reto.

 

¿Quiere decir que no habrá suficientes fibras para todos?

La demanda de materia prima para el textil se disparará en los próximos veinte o treinta años, sobre todo de las dos fibras más usadas, como son el algodón y el poliéster. El algodón necesita tiempo para cultivarse y crecer, y depende del clima y de la necesidad de otros cultivos, ya que gran parte de sus plantaciones están en países pobres y con gran densidad de producción. Por otro lado, para producir poliéster se depende de la industria petrolífera, de su demanda, de su oferta y de la volatilidad de sus precios. Quizás el día de mañana la tierra se necesite para otras cosas, y una creciente demanda del petróleo presione sus precios al alza. La industria de la moda no tendrá porqué depender en un futuro de estas dos materias primas. Y las empresas, al fin y al cabo, buscan su supervivencia.

 

 

 


¿Hay por tanto más interés económico que ética medioambiental?

El sistema circular no es una filosofía que pretende cambiar el modo de vida o el actual sistema económico. Las empresas están garantizándose con él su propio futuro.

 

La gran distribución quiere ser sostenible y circular, pero ¿puede serlo?

Sí, porque es la única manera que las empresas de gran distribución tienen para seguir vendiendo y creciendo. Hasta ahora, el reciclaje se ha trabajado en pequeñas iniciativas, con empresas pequeñas. Y necesitamos crecer, necesitamos escala. La solución al círculo en el textil la dará la gran distribución.

 

¿El negocio de la moda, en su conjunto, será sostenible o no será?

Es difícil de decir. Han pasado muchas cosas en la industria de la moda en los últimos cinco años en materia de sostenibilidad y se ha avanzado mucho en este sentido. Los consumidores han cambiado y la industria también lo ha hecho. Y el cambio de modelo
no tardará en llegar. La circularidad se impondrá, de eso estoy segura. El cambio en el mercado será radical porque la demanda de material reciclado para la cadena de valor crecerá de manera exponencial.

 

 

 

 

Ante el reto de la economía circular, ¿es más difícil cambiar la manera en que consumen las personas que dar con la tecnología adecuada?

Necesitaremos las dos cosas, cambiar la mentalidad en el consumo y dar con la tecnología, pero, sin duda, lo más difícil será cambiar la manera de hacer de los consumidores. No obstante, creo que una tecnología como la nuestra puede hacer que la industria de la moda continúe fabricando y creciendo al margen del impacto negativo que pueda tener la manera en que las personas consumen. No podemos cambiar de la noche al día el modo en que la gente compra, lo que pretendemos es, simplemente, reducir su impacto sobre el medio ambiente.

 

Todo esto parece fácil en la teoría, pero no tanto ponerlo en práctica…

A medida que haya más educación sobre el sistema circular en el textil se cambiará la manera de hacer de las personas. Ocurrirá de la misma forma con la que hoy se recicla de manera habitual en una gran parte de los hogares en América y Europa el plástico, el vidrio  o el papel.

 

Esto significará también dotar a los desechos textiles de infraestructura para que la gente pueda tirar la ropa que no use y se garantice un proceso de reciclaje para devolverla al sistema. ¿Quién será responsable de esta infraestructura?

Esta infraestructura efectivamente será clave para el futuro. Hoy, la mayoría de la población tira a la basura convencional casi todas sus prendas con su correspondiente materia prima. Miles de millones de toneladas de ropa que terminan en vertederos de todo el mundo. En Estados Unidos y en algunos países de Europa ya hay infraestructura para recoger ropa usada, pero es insuficiente porque falta concienciación entre la población, pero también una tecnología más sofisticada para poder tratarla y recuperarla. También falta aún una mayor demanda por parte del mercado, en este caso, de la industria. 

 

 

 


¿Hoy es posible actuar de manera circular en la industria textil?

Hoy, claro está, todavía no es posible ser totalmente circular en este sector. Sólo un pequeño porcentaje de todas las toneladas de ropa que se desechan al  año se recicla y, de lo poco que se recicla, mucho se termina tirando porque tiene una calidad tan baja que es inservible para un nuevo uso. Por último, la mayor  parte de lo que queda al final es poliéster, que es la  fibra más contaminante.

 

Se está pidiendo al consumidor que actúe. ¿Puede funcionar la circularidad si el consumidor no está implicado y continúa tirando la ropa vieja a la basura de siempre?

Bajo el sistema circular, todos los actores deben estar implicados, también el consumidor tiene una parte activa en el proceso.

 

¿Serán las marcas las que terminen por exigir a sus consumidores que reciclen sus prendas viejas de la misma manera que reciclan el papel, el plástico o el vidrio?

Sí. Son las marcas las que pueden cambiar la manera en la que el consumidor se desprende de una prenda una vez se ha roto, se ha cansado de ella, ha pasado de temporada o, simplemente, ya no la quiere. Son las firmas de moda las que pueden comunicar a los clientes de una manera efectiva que las prendas de vestir que van a desechar pueden reciclarse para que sean la materia prima de las de mañana. 

 

 

 

 

¿Debe la industria concienciar también al consumidor para que compre ropa elaborada
con materiales reciclados?

La de prendas recicladas es una venta que no tiene porqué ser dirigida. Hoy, de hecho, tampoco termina de funcionar a gran escala. La gente compra moda porque le gusta y le sienta bien y ni ahora, y creo que tampoco en el futuro, lo hará por cómo está fabricada ni de qué materiales esté hecha. Lo que la empresa de moda tiene que asegurarse es que el consumidor, una vez desechada aquella prenda de vestir, pueda recuperarla para volver a reintroducirla en el circuito.

 

¿Cuáles son los límites actuales a los que se enfrenta la industria de la moda para terminar de ser completamente circular?

La circularidad en la industria textil y de la moda tiene todavía muchas limitaciones en la tecnología que existe. Los métodos de hoy no permiten aún reciclar el poliéster, por ejemplo. Y, aunque se reciclen los tejidos, los elementos contaminantes permanecen en el hilo. No son por tanto materiales cien por cien reciclables. Hoy aún no existe la tecnología que permita separar el algodón y el poliéster, que permita volver a hilar con nuevas mezclas. Y, por ahora, la mayoría de hilos que existen son mezcla de algodón y poliéster.

 

 

 

 

Hay varias iniciativas empresariales, y consideradas sostenibles, que transforman precisamente en poliéster otros desechos de plástico, como botellas PET o redes de pesca. ¿Son o no son sostenibles?

Creo que son iniciativas válidas para el momento actual, pero creo que en el futuro no tendrán razón de ser si podemos llegar a elaborar prendas utilizando siempre la misma materia prima.

 

Su planteamiento de la economía circular en el textil es actuar de lleno sobre la materia prima. ¿Es este el origen de todo?

Sí. Hay muchas interpretaciones de lo que es circular y todas ellas tienen como objetivo alargar la vida a los artículos, en este caso, textiles. En nuestra investigación, estamos trabajando en recuperar las fibras de los hilos sin que pierdan su calidad original con el propósito de volverlas a utilizar. Este es uno de los principales problemas que tiene hoy la industria y estamos trabajando en reciclaje químico para conseguirlo. Hoy, el sector de la moda está ya despertando en este aspecto y, en un par de años más, estará más despierto aún. Pensamos que en este tiempo podremos dar con la solución.

 

¿Para cuándo tienen previsto encontrar esta solución?

En dos o tres años pensamos que estará lista. Por supuesto, hay otros desarrollos que se están llevando a cabo también en el ámbito del reciclaje textil que no son iguales al nuestro. Por el momento, nosotros contamos con el apoyo de varios inversores, entre ellos H&M, que es uno de los grupos más sensibles a esta cuestión.

 

 

 

 

¿Hay presión por parte de los grandes grupos del sector, como H&M, para que la economía circular, en general, y la reutilización de fibras, en particular, se aplique cuánto antes?

Sí, es cierto que hay mucho interés en conseguir que la economía circular sea una realidad por parte de los grandes productores de moda. La demanda no procede tanto del consumidor final como de las propias compañías de moda, porque ven que el mismo sistema lo está exigiendo. Inditex y H&M, que son los mayores grupos de distribución, lo quieren. Y ya han empezado a realizar movimientos al respecto.

 

¿A las empresas les resulta aún caro actuar de manera sostenible?

Hoy en día, sí. Hoy las prendas elaboradas con materiales reciclados son de pequeños volúmenes y, claro, su precio es elevado.

 

Inditex, H&M y el resto de grupos de gran distribución de moda se mueven con márgenes muy ajustados. ¿Cómo será posible reducir estos costes?

El objetivo final es que las prendas elaboradas con materia prima virgen, ya sea algodón, celulosa o derivados del petróleo, y las de materia prima reciclada sean igual de competitivas, en calidad y en precio. El coste de producción de una prenda será el mismo tanto si está elaborada con materias primas vírgenes como con materias primas recicladas porque en ningún momento variará la cadena de suministro. No obstante, la próxima generación de fibras recicladas, la más inmediata en el tiempo, será la elaboración de hilos con mezclas entre fibras vírgenes y recicladas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Cómo hacer que la calidad de las fibras vírgenes y las recicladas sea la misma?

Lo que la tecnología permitirá es mantener la calidad de la materia prima en los procesos de reciclado y que estos sean a su vez escalables. Y que todo esto termine por ser lo normal, sea por supuesto sostenible y sea competitivo en precio.

 

¿Basta con reciclar fibras para que una marca sea sostenible?

No es suficiente sólo con eso. Evidentemente, también es necesario que evolucionen el resto de los procesos de toda la cadena de valor de la industria textil. El círculo no solamente se cierra con la reutilización de las fibras, sino también con cómo se usan los diferentes recursos (ya sean naturales o artificiales) en el resto de procesos, como el agua en el tintado y lavado, por ejemplo. Ya hay informes y documentos sobre cómo integrar la economía circular en la industria de la moda en los que se desarrolla cómo adaptar el sistema circular en cada uno de los procesos del sector para lograr que la cadena de valor sea completamente circulable.

 

Si la calidad de las fibras recicladas será la misma que la de las vírgenes, ¿podría llegar el momento en que la industria sólo utilice fibras recicladas?

Sí. Creo que en el futuro, en unos veinte o treinta años, podremos trabajar únicamene con materias recicladas. Hoy en día, de hecho, tenemos suficiente tejido en el mundo para no tener que producir fibras nunca más. Podemos hacerlo y tenemos suficiente material para ello. Eso sí, es un camino de largo recorrido.