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Cuatro horas de reunión, mensajes de WhatsApp y 1.500 hojas de documentación en el día del ERE de Blanco

C. Pareja

27 mar 2015 - 04:57

La información sobre el expediente de regulación de empleo (ERE) de Blanco corrió ayer a la velocidad de los teclados de teléfonos y ordenadores. Mensajes de WhatsApp, comentarios en medios de comunicación o menciones en redes sociales como Facebook fueron los encargados de comunicar, antes que la propia empresa, las novedades del inicio de las negociaciones del nuevo ERE de Blanco a sus trabajadores. La reunión, “menos tensa de lo esperada”, tuvo como protagonistas a cuatro archivadores con más de 1.500 hojas y a los miembros de la mesa negociadora, la mitad ataviados con camisetas protesta y la otra mitad adornando sus cuellos con serias corbatas.

 

Las oficinas centrales de Blanco amanecieron ayer plagadas de carteles en protesta por el ERE en la cadena madrileña. Las reivindicaciones llegaron también hasta las tiendas, que a las puertas de conocer los detalles del ERE al que se enfrentan los trabajadores de la cadena, sufrieron pintadas con frases como “no al ERE de Blanco” en sus fachadas.

 

En el centro de Madrid, los trece miembros de la comisión, tres abogados de KPMG, tres representantes de CCOO y UGT (David Planell, Manuel Sánchez y Santos Nogales), el asesor de algunos trabajadores de Blanco (del bufete Maiz & Camacho) y los representantes de la empresa (Nuno Ferreira, director financiero de Blanco, y Susana Ortega, directora de recursos humanos) se daban cita para comenzar las negociaciones del segundo ERE al que hace frente Blanco en menos de dos años.

 

En una sala de un hotel de Madrid, los asistentes a la reunión se saludaban para, minutos después, dar comienzo a la negociación del expediente que, si prospera tal y como plantea la empresa, se cobrará 332 empleos de la cadena madrileña de moda.

 

El ambiente, “razonablemente tranquilo”, no tuvo “nada que ver con el de la anterior reunión (cuando se eligió a los representantes de los trabajadores en la negociación, con la presencia de abogados de KPMG), en la que la tensión podía cortarse con un cuchillo”. La sensación, según algunos integrantes del encuentro, era la de “comienzo” y “planteamiento”: “no se digirió la información hasta horas después”, explican fuentes cercanas al encuentro.

 

Desde la sala, que estuvo ocupada y a puerta cerrada hasta las tres del mediodía, los representantes de los trabajadores informaban a los empleados de central mediante mensajes de WhatsApp. Mientras, las dependientas de la red de tiendas de Blanco trataban de informarse de lo que estaba ocurriendo a través de los medios de comunicación y de mensajes en foros al grito de “¿alguien sabe ya cómo ha ido la reunión?”.

 

Antes de dar por finalizada la reunión, cuatro archivadores fueron los encargados de romper la calma. Numerados del uno al cuatro y con cerca de 400 hojas cada uno, Blanco (controlada por Alhokair) aportó toda la documentación a los representantes de los trabajadores para comenzar el periodo de consultas. Los trabajadores se opusieron, ya que, antes de dar por comenzado este periodo, deben examinar este material.

 

El martes próximo, los mismos integrantes volverán a verse las caras para debatir, de nuevo, sobre el expediente que presentará Blanco en las próximas semanas. Mejorar la gestión de compras, “prescindir de directivos que no han gestionado bien la empresa” y buscar las condiciones más ventajosas para los trabajadores reduciendo el número de afectados serán temas a tratar en este futuro encuentro.