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Claude Marchand (LCI Education): “Para los estudiantes, Barcelona es estratégico porque es un punto neurálgico del ‘fast fashion’”

S. Riera

15 oct 2015 - 04:43

Claude Marchand es el presidente y consejero delegado de la red de escuelas de diseño LCI Education, que agrupa un total de 22 campus en los cinco continentes con más de 17.000 alumnos. Marchand estuvo en Barcelona con motivo de la inauguración de las nuevas instalaciones del centro LCI Barcelona, cuyo núcleo es la histórica escuela de moda Felicidad Duce, que adquirió en 2014. El directivo explica que las empresas valoran cada vez más el perfil internacional de los alumnos, por encima incluso de su cualificación académica.

 

Pregunta: En Barcelona hay varias escuelas de moda. ¿Por qué se decantaron por Felicidad Duce?

Respuesta: Es una escuela con un gran reconocimiento. Todo el mundo conoce, por ejemplo, el Método Feli, y de aquí han salido profesionales que hoy trabajan en la industria. Nosotros no la compramos porque estuviera en crisis. Creo que es una escuela que necesitaba abrirse al mundo. Para nosotros Felicidad Duce es una escuela boutique, pequeña y de calidad.

 

P.: ¿Cómo se ha transformado en su día a día la escuela tras la entrada de LCI?

R.: Ahora hemos incorporado nuevos programas de diseño de producto e interiores. Barcelona es una ciudad con mucho talento y hemos intentado crear aquí un ecosistema en el que convivan y colaboren estudiantes y profesores de diferentes disciplinas. Al estudiante de moda se le abre un gran mundo de posibilidades para su inspiración y esto es muy enriquecedor.

 

P.: Ahora, el nuevo centro se llama LCI Barcelona ¿Han perdido el nombre de Felicidad Duce?

R.: La marca sigue viva. El nombre permanece para la escuela de moda. Para nosotros es importante conservar la marca porque forma parte de la herencia. El centro es LCI, pero la escuela de moda sigue siendo Felicidad Duce.

 

P.: En Barcelona, hay siete centros de diseño de moda. ¿Cree que hay suficiente espacio para todas?

R.: Sí es cierto que en Barcelona hay otros centros que ofertan estudios de moda, pero creemos que el referente es Felicidad Duce. Los otros no son escuelas de moda como tal, sino que han desarrollado programas de moda. La red de centros LCI tiene su origen en la moda y es reconocida en el mundo por la moda.

 

P.: ¿Hay suficiente demanda de profesionales en España para toda esta oferta?

R.: La realidad es que Barcelona es un destino privilegiado para estudiantes de todo el mundo. Todos quieren ir a Barcelona. Nuestro propósito al instalarnos aquí era también el de traer a estudiantes de otros centros en Latinoamérica y Montreal. Al ser una red internacional, pensamos que la mayoría de los estudiantes vienen aquí sólo a estudiar. Para todos los alumnos, tenemos después una bolsa de trabajo internacional, con empresas de todo el mundo.

 

P.: ¿Deben los estudiantes tener esta visión global de los estudios, del trabajo?

R.: Claro. Nuestros estudiantes pueden trabajar en empresas de todo el mundo. En Felicidad Duce, hay además dos casos de éxito en este sentido: Jon Mikeo y Talia Baker, dos alumnos de la escuela que el año pasado ganaron el Hempel Award China, que viene a ser como los Oscar de la moda. Con motivo del premio, participaron en la fashion week de Vancouver y, este año, ha sido la fashion week quien les ha ido a buscar para que repitan.

 

P.: ¿Exigen las empresas jóvenes mejor formados, mejor cualificados, que años atrás?

R.: Las empresas piden personas viajadas, piden internacionalización. Buscan profesionales con mayor elasticidad, más capacidad de adaptación, una mayor visión global, que sepan trabajar en equipo. En general, no se valora tanto la cualificación académica. Ya no tenemos que preparar a los alumnos sólo para ser patronistas o diseñadores, sino que debemos darles las herramientas para que se adapten a las diferentes empresas.

 

P.: ¿Puede España ser un referente en la formación y exportar talento de moda?

R.: Nosotros vamos más allá. Cuando pensamos en la siguiente escuela que queremos abrir, por ejemplo, preguntamos a nuestros alumnos dónde quieren ir a estudiar. Ahora hemos abierto en Melbourne porque nos dijeron que había que ir a Melbourne. Fomentamos la movilidad.

 

P.: ¿Les interesa a los alumnos entrar en empresas de fast fashion?

R.: Absolutamente. De hecho, para los estudiantes, Barcelona es un lugar estratégico porque es un punto neurálgico para el fast fashion. Hay pocas ciudades en el mundo en las que haya tanta concentración de empresas de fast fashion en el mundo.

 

P.: ¿Se han adaptado los planes de estudios al fast fashion?

R.: A los alumnos se les enseña sobre todo a soñar.

 

P.: También han cambiado los alumnos, antes todos querían ser John Galliano y ahora todos quieren trabajar en Inditex…

R.: Totalmente. De todos modos, todavía hay muchas empresas que conservan sus líneas de alta costura o de prêt-à-porter. Muchas empresas todavía no han perdido la exclusividad.

 

P.: ¿Hay cazatalentos también en el diseño de moda?

R.: Sí. Cada año, en el desfile fin de curso acuden todas las empresas, sus responsables de recursos humanos u otros diseñadores, que vienen a seleccionar a los mejores. Hemos conocido a gente de empresas como Inditex o Mango que van a las escuelas, asisten a sus desfiles, van a ver a los alumnos que les interesan y los eligen.