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Chengcheng Li (East2West): “China quiere tener sus propias marcas y aislará a las extranjeras”

La consultora considera que el nuevo plan de China para por potenciar su expansión internacional y construir marcas globales.

S. Riera

9 nov 2017 - 04:47

Chengcheng Li (East2West): “China quiere tener sus propias marcas y aislará a las extranjeras”

 

Chengcheng Li es fundadora y consejera delegada de la consultora East2West, que pone en contacto a empresarios, directivos e inversores de España y China para el fomento de negocios. La compañía tiene sede en Barcelona y representación en Pekín. Según la experta, China quiere dejar atrás una etapa en la que el país ha crecido como fábrica del mundo para emprender una nueva fase a partir de los intercambios comerciales.

 

Pregunta: ¿Cuáles son las grandes aportaciones del último congreso del Partido Comunista en China?

Respuesta: En primer lugar, China va a tener más control sobre la población, sobre sus ahorros, sus créditos, su comunicación. Y, en segundo lugar, Xi Jingpin ha dado su nombre a la Constitución. Puede parecer que todo es ego personal, pero esto sería contrario a la filosofía china, a la manera de hacer las cosas en el país. El líder del país tiene en sus manos un proyecto a más largo plazo al que no quiere que le afecte la incertidumbre.

 

P.: ¿Es el proyecto de crecimiento económico del país?

R.: Se trata del mismo proyecto que empezó en la época de Mao y que ha consistido en romper con el paradigma antiguo y establecer la revolución. En una segunda fase, vino la apertura económica del país, que ha supuesto treinta años de crecimiento económico. Y ahora, el nuevo presidente retoma aquel proyecto con el empeño de llevarlo más allá del crecimiento económico. Él quiere una China no sólo rica económicamente sino también próspera en lo cultural y social.

 

 

P.: ¿Cómo se traduce este gran proyecto a la práctica?

R.: A medio plazo, quiere fomentar el intercambio comercial con el resto del mundo. Una de estas líneas es el macroproyecto One belt one road, la nueva Ruta de la Seda moderna. Con este plan, China quiere conectar el imperio al mundo, por barco, avión y ferrocarril. Parte de la premisa que la inversión en infraestructuras de la comunicación hacia otros países fomenta el negocio. En base a esta gran apuesta, se está desarrollando nuevas vías de comunicación por todo el país orientadas a las ex repúblicas soviéticas y Europa. La necesidad de que China conecte ahora con el mundo es prioritaria.

 

P.: ¿Cuál es entonces el siguiente paso?

R.: China quiere dejar de ser la fábrica del mundo y fomentar el intercambio comercial. Es una estrategia de largo recorrido para establecer una influencia china real, algo similar a lo que Estados Unidos hizo en la década de los ochenta en Latinoamérica, pero de una manera más cuidadosa y con la mirada puesta en el largo plazo.

 

P.: Dentro de Europa, ¿es España uno de los mercados estratégicos para China?

R.: España no está en la prioridad de China. Hubo unos primeros intentos que fracasaron, como la adquisición del Edificio España por parte de Wanda. España no funcionó, quizás porque no se supo entender la cultura, por la burocracia o por lo que fuera. El caso es que se enfrió.

 

 

P.: ¿Se ha frenado, por tanto, la inversión china en España?

R.: Continúa habiendo empresarios e inversores que siguen interesados en venir, pero a escala más pequeña. Aunque con la actual tensión política, todo está parado. La inestabilidad en España ha tenido un impacto muy negativo en China. Quizá a pequeña escala no ha afectado tanto, pero sí en los grandes proyectos. Creo que sin estabilidad política y social interna no se puede hablar de crecimiento.

 

P.: ¿La situación política en España puede repercutir en la reputación de las marcas españolas que comercializan sus productos en el mercado chino?

R.: No sobre empresas como Zara o Mango, que no se asocian a España, pero sí a todo lo que se asocie con el made in Spain. Se necesitará depurar esta imagen de caos, que para el inversor chino significa que las cosas no funcionan. Lo que está ocurriendo ahora en España es incompatible con el sistema chino y sólo si se muestra firmeza en la resolución del conflicto se reestablecerá la confianza con los inversores de China.

 

P.: ¿Es entonces un mal momento para que las marcas españolas entren en China?

R.: En la teoría no, pero en la práctica, sí. La marca España provoca ciertas dudas en el sector de consumo. A largo plazo, el proyecto de país es crear marca China. Las empresas españolas de bienes de consumo que quieran competir en el mercado chino deberán hacerlo de mano de un socio chino. Si no es así, lo tendrán difícil. Ahora, China todavía cree en las marcas internacionales, pero quiere revertirlo.

 

 

P.: Pero, ¿se podrá continuar considerando el mercado chino dentro de los planes de expansión?

R.: Siempre que se actúe de la mano de un socio chino. Es mal momento para ir a China solo porque el país quiere tener sus propias marcas y aislará más a las extranjeras. El propio sistema primará lo local. Ya existen ayudas para el desarrollo de marcas locales y su fomento.

 

P.: Entiendo que esto no sólo ocurre con las empresas españolas, sino que es un cambio en las relaciones comerciales con el país…

R.: China ya no quiere fabricar sino que tiene la idea de dominio y continuará necesitando intercambios y socios, pero de una manera diferente.

 

P.: ¿Cómo cambiarán?

R.: Hoy en día ya no tiene sentido entrar en China como una marca más. Esto es ya algo del pasado. Hay que buscar alianzas.

 

P.: ¿Será habitual comprar marcas globales chinas?

 R.: Todavía no lo es para una clase social de consumidores, pero cada día se extiende más. Creo que habrá más marcas chinas en el mercado y ya se están creando los canales para su difusión masiva. Esto es desde Alibaba, Alipay, Aliexpress o los móviles Huaway. Cada vez crecen más.