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‘Blockchain’: el notario digital que cuenta la vida de una prenda

El advenimiento de esta tecnología, una suerte de libro de contabilidad digital, aumentará la transparencia en el aprovisionamiento y distribución de las empresas de moda.


Lidia Montes

19 feb 2018 - 04:51

‘Blockchain’: el notario digital que cuenta la vida de una prenda

 

 

El desarrollo de la tecnología está revolucionando la industria de la moda desde varios puntos de vista. Pero, si hay una tecnología en particular llamada a transformar todos los sectores, esta es el blockchain, una herramienta que permite mejorar la claridad en la cadena de suministro sin depender de ningún tipo de intermediario y con total imparcialidad. El avance supondrá un paso más en la transparencia de un sector a menudo cuestionado acerca de su impacto en el medio ambiente o en los derechos de los trabajadores.

 

Fueron las criptomonedas, con la popularización del bitcoin, las que comenzaron a sacar a la luz este desarrollo, hasta entonces un tanto desconocido. El blockchain se articula como una suerte de libro de contabilidad digital en el que se registran todas las transacciones efectuadas. Sus dos puntos fuertes son la dificultad para hackearla y que no requiere de entidades intermediarias, es decir, es completamente imparcial.

 

Es como un notario digital que facilita el intercambio de forma segura, no modificable y, sobre todo, descentralizada; es una revolución porque implica que ninguna entidad posee los datos y, por tanto, no puede ser sometida a presiones externas”, asegura Javier Escorihuela, consejero delegado de la compañía tecnológica Isostopy. 

 

 

 

La tecnología blockchain, trasladada al sector de la moda, registraría cada uno de los acuerdos y transacciones efectuados para confeccionar una prenda y sus componentes. La prenda contaría con un número de identificación adjudicado previamente a su fabricación, de tal manera que cada actor que intervenga en la elaboración del producto quedaría registrado y relacionado con esos dígitos. Como resultado final, a través de un código identificativo, el usuario podría conocer toda la cadena de elaboración de la prenda, desde la materia prima a la distribución.

 

La principal aplicación en el sector de la moda pasa por registrar toda la información de la cadena de proveedores y distribuidores de forma visible y abierta para cualquier entidad. “El blockchain ofrece un sistema seguro para registrar información; trasladado al retail cualquier tipo acuerdo de suministro o distribución de mercancía quedaría registrado”, introduce el experto en blockchain y director de la Unidad de Ciberseguridad del centro tecnológico Eurecat, Juan Caubet.

 

Desde el fabricante de tejidos al proveedor de las telas, los botones o cremalleras, pasando por la producción, el transporte, el suministro o la venta de los productos terminados; todos los acuerdos y todas las transacciones efectuadas en el proceso de confección de un artículo o un lote, quedarían registradas automáticamente en esta especie de historial digital. “Es interesante para entornos donde hay más de un actor involucrado y no hay confianza entre ellos, la información no se puede manipular”, aclaran los expertos, que añaden que esta capa digital hace de intermediario sin que ningún actor tenga más peso.

 

 

Asimismo, la posibilidad de verificar la autenticidad de una prenda convierte al blockchain en una herramienta interesante para el sector de lujo. Y lo es no sólo en la lucha contra las falsificaciones sino para certificar la calidad del producto. Mediante un sistema de identificación por código QR, a través del móvil, “es posible ver la vida de la prenda y, además, personalizar la experiencia del consumidor”, avanza el consejero delegado de Isostopy.

 

La tecnología también es aplicable para aquellas empresas que defienden la sostenibilidad de sus productos y procesos como rasgo de diferenciación de la marca.  En este punto, el blockchain podría dar vida a determinados jugadores o suponer un peligro para aquellos que quieran mantener determinadas prácticas. “Si las grandes empresas no entran en esta tecnología no habrá un proceso de adopción masivo; no tiene por qué ser un gran retailer, Amazon podría ser el primero en implantarla”, sugiere Escorihuela, que matiza que su viabilidad en el sector no depende de una cuestión de desarrollo técnico, si no de que haya interés.

 

Este experto tiene claro que el 90% de los gigantes de la moda cuenta con un equipo trabajando en blockchain para descubrir aplicaciones que les beneficien. “Y si no lo implementan los gigantes, serán unos chicos en un garaje en Silicon Valley; hay mucho interés por parte de las empresas y las aceleradoras por testear las posibilidades de esta tecnología”, asegura Escorihuela.

 

 

 

Por su parte, Caubet sostiene que la tecnología permitirá “automatizar procesos, reducir costes y tiempos de respuesta”. Y es que su conjugación con la tecnología del Internet de las Cosas haría realidad la Industria 4.0, con la consiguiente automatización de los procesos de fabricación y mantenimiento predictivo de las máquinas.

 

En conjunción con la tecnología Rfid, ya implantada en la cadena de algunos retailers, permitiría automatizar todos los procesos logísticos, según relata Caubet. Esta combinación registraría la entrada y salida de mercancía de forma automatizada, algo en lo que la multinacional tecnológica IBM ya está trabajando con la naviera Maerks.

 

Con el avance del comercio electrónico, las plataformas de ecommerce también ven un filón en el blockchain pues, al final, este registro de operaciones se articularía como una capa de seguridad que garantiza la compraventa. “Aún por superar la barrera inicial del modelo de pago, esta tecnología podría dar certeza y evitar estafas en las transacciones en la red”, asegura Escorihuela.

 

 

 

Lo cierto es que ya hay compañías del sector de la moda que se han subido al carro del blockchain con proyectos piloto. Uno de ellos es un proveedor británico de alpaca que, de la mano de la start up Provenance, ha implementado este sistema en la cadena de suministro del diseñador Martine Jarlgaard.


El otro ejemplo ha tenido como escenario la otra punta del mundo: la Semana de la Moda de Shanghái. Durante el evento se presentó una colección con prendas en las que, a través de un chip, era posible ver todo el recorrido de la prenda.