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Amit Grautan (Lenzing): “Los retailers quieren materias primas que no dependan de los mercados”

Ex consultor en McKinsey, Grautan pilota desde hace dos años la división textil de Lenzing, que genera el 70% de este gigante austriaco de la viscosa. El 30% restante del negocio lo aportan las aplicaciones técnicas.

S. Riera

13 oct 2017 - 04:43

Amit Gravtan (Lenzing): “Los retailers quieren materias primas que no dependan de los mercados”

 

Amit Grautan es responsable de la división textil de Lenzing. El directivo, que se incorporó al cargo hace dos años procedente de la consultoría, es quien está liderando la transformación del grupo hacia la innovación y un posicionamiento más elevado. Grautan considera que la manera de crear valor en la industria textil es la misma que en los demás sectores manufactureros.

 

Pregunta: Con Tencel Luxe, Lenzing lanza su tercera innovación en menos de un año...

Respuesta: Sí, y por primera vez entramos en el segmento del lujo, el más alto del mercado, en el que hemos percibido que existe una gran demanda de materias primas sostenibles, además de funcionalidad e innovación.

 

P.: ¿Qué aporta?

R.: El lyocell Tencel tiene sus limitaciones. La principal es que se trata de una fibra corta y no puede mezclarse con lana, seda o cashmere. Tencel Luxe no es una fibra, es un filamento continuo que permite estas mezclas. Y está fabricada en la factoría de Austria, donde se trabaja en círculo cerrado.

 

P.: ¿Qué es en círculo cerrado?

R.: Que no contamina. Podríamos poner la planta de Austria en el centro de París y nadie lo notaría.

 

 

P.: ¿Es también circular Tencel Luxe?

R.: No lo necesita. Como el resto de materias celulósicas, es biodegradable. Tencel Luxe sería la cuarta generación de las fibras celulósicas. La primera es la viscosa estándar, la commodity; la segunda, el modal; la tercera, el lyocell, que comercializamos bajo la marca Tencel, y por último, Tencel Luxe, un filamento continuo de base natural.

 

P.: ¿Quién presiona más en la sostenibilidad?

R.: Hay dos grandes actores ahora mismo. Por un lado, los consumidores. Pero no los de hoy, sino los de mañana. Sus preferencias están cambiando y les interesa saber cómo se hacen los productos, cómo funcionan las fábricas. Por otro lado, los retailers. Estos no piensan tanto en los consumidores de mañana como en la necesidad de materias primas cuyos precios no dependan de la volatilidad de los mercados. Inditex, H&M, Nike o Puma están trabajando de manera firme en esta línea. Y por último, también China.

 

P.: ¿China?

R.: El Gobierno de este país también se ha posicionado en esta línea, quiere y promueve una producción sostenible en el país. Y esto también presiona sobre la industria del resto del mundo.

 

 

P.: Todavía hay pocos consumidores dispuestos a pagar más por un producto sostenible...

R.: Pero, ¿y de aquí a cincuenta años? Ahora sí, aún son pocos. Pero fíjese en lo ocurrido en la industria de la alimentación. Hace treinta años la comida orgánica era algo de un grupo de consumidores muy reducido en países como Alemania y, ahora, en cualquier supermercado de cualquier lugar hay una gran selección. Y en el caso de los retailers, no crea que les gusta aparecer en los informes de Greenpeace, en los que se detallan todas las marcas.

 

P.: ¿El futuro de la industria pasa por la sostenibilidad?

R.: No sólo. También por la funcionalidad y la capacidad de adaptación de las innovaciones que se lancen al mercado.

 

P.: ¿Y está el resto de la cadena de suministro de la industria de la moda dispuesta a pagar por ello?

R.: Bueno, no siempre es una cuestión de precio. ¿Cuánto cuesta la seda? Por muy elevado que sea el precio, continúa pagándose.

 

 

P.: Quizá porque el consumidor sabe que es seda y está dispuesto a pagar por ello, pero desconoce la marca Tencel y mucho más el lyocell, las fibras celulósicas...

R.: Aquí entra también en escena el retailer, que debe mostrar y explicar el producto, educar al consumidor, decirle que es biodegradable, sostenible, que puede lavarse en la lavadora... Efectivamente, estamos a cinco pasos por detrás del consumidor. Nuestro cliente directo es el hilador y, junto a él, debemos convencer al resto de la cadena. También por esta razón nos hemos aliado con tejedores, acabadores y confeccionistas para testar los desarrollos que vamos haciendo.

 

P.: Con su nueva división de fibras especiales, ¿buscan ganar terreno a otras fibras convencionales como el algodón o el poliéster?

R.: El mercado de las fibras celulósicas es el 5% del total de las fibras textiles. Para Lenzing, el algodón o la viscosa no son competidores, sino socios. Son con los que nos mezclamos.

 

P.: ¿Y con la nueva generación de fibras bio based?

 R.: Son desarrollos muy interesantes, pero aún están en una fase inicial. Falta que sean escalables.