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Alistair Williamson (Lycra): “Las marcas necesitan cada vez más a los proveedores para transmitir valores”

El ejecutivo, basado en Barcelona, acaba de asumir la vicepresidencia de Europa, Oriente Próximo y África del gigante de las fibras.

I. P. G.

3 jun 2021 - 04:57

Alistair Williamson (Lycra): “Las marcas necesitan cada vez más a los proveedores para transmitir valores”

 

 

En casi cada vaquero del mundo, en cada par de medias e incluso en algunas mascarillas, hay una parte de Lycra. La compañía de fibras, inventora del elastano más popular del mundo y propiedad de Shandong Ruyi, ha vivido un año complicado, como toda la cadena de valor, aunque salvado gracias a algunas categorías. Alistair Williamson, que acaba de ser nombrado vicepresidente de la empresa en Europa, Oriente Próximo y África (Emea) y el sur de Asia, y Denise Sakuma, vicepresidenta de marcas, comunicación de márketing y merchandising, repasan la situación actual del sector y los retos a los que se enfrenta este gigante del textil de cabecera.

 

 

Pregunta: 2020 fue el año del boom del deporte y la ropa cómoda. ¿Fue un buen año para Lycra?


Alistair Williamson (A. W.): Fue un año malo para todos, un año muy raro que nadie esperaba y difícil de prever incluso cuando ya estábamos dentro. Hay algunos sectores que han crecido durante este periodo, como la ropa de deporte o la ropa cómoda, que son prendas que llevan Lycra. Hemos tenido la suerte de que esos segmentos se han desarrollado mientras que otros que son muy importantes para nosotros, como las medias, han bajado. Esta es la categoría que más ha sufrido porque las mujeres llevan medias para trabajar, y en el último año han trabajado desde casa, y para ir a fiestas, que no ha habido. En cambio, el sector de los calcetines y el de las mascarillas, que muchas veces llevan Lycra en el elástico, han subido.

 

Denise Sakuma (D. S.): Tuvimos mucho éxito con el online. Al vender a distancia, los retailers necesitan dar una mayor credibilidad, ya que el cliente no puede tocar las prendas, así que tuvimos una gran demanda de etiquetas y sellos para acreditar que las prendas llevan Lycra.

 

 

P.: Fueron pioneros en crear marca en una fibra, pero hoy se ha convertido en un genérico. ¿Es un hándicap?


D. S.: En el pasado lo fue un poco, sobre todo porque se asociaba a ropa muy ajustada y echaba para atrás a algunos públicos como los hombres, por ejemplo. Ahora la percepción ha cambiado y se asocia más a la comodidad.

 

A. W.: La Lycra es una fibra y es una marca, un ingrediente. Y tenemos que estar vigilantes siempre para asegurarnos de que se respeta la marca y evitar que la gente se equivoque y lo utilice como un genérico.

 

 

 

 

P.: Ahora forman parte de un grupo vertical. ¿Nunca se han planteado lanzar una marca de ropa?


D. S.: Sí, y pienso que nuestros accionistas están pensando en ello. Sería genial aprovechar las ventajas competitivas que tiene Shandong Ruyi. Tiene hilos, tiene el tejido, tiene confección y retail. Pero estas cosas llevan tiempo.

 

A. W.: Hace tres años hicimos un experimento en China y lanzamos una marca de ropa íntima, L by Lycra, y tuvo bastante éxito. Fue un gran aprendizaje porque pudimos ver de primera mano las dificultades a las que se enfrentan nuestros clientes en el proceso de producción.

 

D. S.: También es cierto que comenzamos a gestarlo en un momento en que todavía no había muchas marcas de lujo en el país. Hacerlo en Europa supondría ser competencia de nuestros propios clientes.

 

 

P.: Antes mencionaban que han tenido una mayor demanda de etiquetas. ¿Ha aumentado la colaboración entre retailers y proveedores con el Covid-19?


D. S.: Sí, y esto se debe a la voluntad de añadir innovación y, sobre todo, a la sostenibilidad. Ahora, los consumidores quieren saberlo todo, igual que saben las calorías que tienen los alimentos, y para eso necesitan trabajar con el proveedor.

 

A. W.: Siempre hemos hablado con toda la cadena, que es una de las ventajas de ser una marca conocida, que tienes algo de lo que hablar. Y los retailers buscan unas garantías. Pero es cierto que la percepción ha cambiado: antes las marcas pensaban que por sí solas se bastaban, que eran suficientemente fuertes, y hoy cada vez más saben que necesitan del proveedor para transmitir algunos valores, sobre todo la sostenibilidad.

 

D. S.: El consumidor sabe que la marca no puede hacerlo sola. Esto es un cambio que se ha acelerado con la pandemia. Los grandes retailers tienen sus historias, pero ahora no bastan, tienen que tener otros que lo corroboren.

 

 

 

 

P.: Otro de los cambios con la pandemia ha sido la relocalización. ¿Es un cambio que ha llegado para quedarse?


A. W.: Desde luego hay cosas que han cambiado el año pasado, lo que queda es ver si se mantienen. Durante la pandemia, como había tanta incertidumbre, las empresas no se podían permitir el lujo de programar a tan largo plazo porque no sabían cuándo iban a abrir las tiendas. He visto bastantes pedidos que han vuelto a Europa, Turquía o al norte de África. Otra cosa que ha cambiado es que la cadena de distribución era una máquina que funcionaba a la perfección: el cargador salía de Shanghái el sábado, la tripulación, que igual venía de Filipinas, cogía un avión, iba a Shanghái y al día siguiente salía el barco con toda la mercancía, iba a Rotterdam, depositaban… Esto se rompió. Ahora nos encontramos, todavía hoy, con que el barco está listo para salir en Shanghái, la tripulación llega de Manila, pero los vuelos no son tan baratos como antes y además debe hacer cuarentena. Cuando finalmente está listo para salir, los contenedores que van a bordo no están… Además, el coste de un contenedor se ha disparado. Todo esto es clave a la hora de decidir el aprovisionamiento.

 

D. S.: Al factor económico se suma además el sostenible, que hace que muchas empresas estén repensando sus cadenas de valor.

 

 

P.: ¿Va a haber un antes y un después o es algo coyuntural?


A. W.: Yo quiero pensar que sí. Hasta ahora, el consumidor quiere ser sostenible, pero si tiene una prenda mucho más barata no se lo piensa. Esto puede haber cambiado porque se ha roto las cadenas que había y quiero pensar que la gente joven es mucho más consciente del medio amiente y a la hora de comprar toma decisiones basadas en esto.

 

 

P.: ¿Cómo ha afectado a Lycra esta disrupción en el suministro?


A.W.: Nos ha beneficiado, porque tenemos una fábrica en China que suministra a China, otra en Brasil para Sudamérica, otra en Irlanda del Norte para Europa… No dependemos de tener que trasladar la mercancía, salvo alguna especialidad que se hace en una planta solamente. Pero, en general, podemos proveer cada región desde esa misma región.

 

 

P.: Confían en que la sostenibilidad se imponga, pero la Lycra no es reciclable…


A.W.: Nosotros estamos haciendo pasos pequeños para llegar a donde queremos, pero siempre haciendo cosas creíbles y basadas en hechos. Por ejemplo, con Coolmax y Thermolite estamos ya haciendo toda la producción a partir de botellas recicladas y vamos a ir más allá, empleando desechos textiles. Pensamos que la circularidad es mucho más importante que la compostabilidad, que es de lo que más se habla. Además, es cierto que la Lycra no es reciclable, pero dura mucho, y eso también es sostenible.