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Alessandro Manetti (IED): “Un precio bajo no significa que un diseño sea malo”

Sociólogo de formación, Manetti pilotó el desembarco de la escuela italiana de diseño IED en España en 2002. A inicios de este año, la empresa lo situó al frente del país, donde ya suma dos centros, en Barcelona y en Madrid.

S. Riera

14 feb 2019 - 04:49

Alessandro Mannetti (IED): “Un precio bajo no significa que un diseño sea malo”

 

 

Nacido en Florencia y sociólogo de profesión, Alessandro Manetti ha desarrollado toda su trayectoria profesional en el grupo italiano de escuelas de diseño IED. Responsable de su desembarco en España en 2002, Manetti toma ahora las riendas de la actividad de la compañía en el país, donde cuenta con dos centros, uno en Barcelona y otro en Madrid. El directivo subraya que el diseño pasa por un buen momento, aunque el entorno actual sea de transformación. Según Manetti, el diseño no tiene que ver con el precio, pero el precio sí que tiene que ver con la sostenibilidad del sistema.

 

Pregunta: En pleno sistema del fast fashion y con Amazon avanzando en moda, ¿cree que el diseño atraviesa un buen momento?

Respuesta: Sí, y cada vez más. La sensibilidad hacia el diseño en España es cada vez mayor y llega desde la base de los consumidores. Los consumidores buscan cada vez más diseño. Quizás en Italia hace un poco más de tiempo que lo vemos como algo normal.

 

P.: ¿Hay que fomentar el diseño entre los grupos de distribución?

R.: Desde hace tiempo, la moda se ha democratizado y esto no va a cambiar. Pero hay que mirar también hacia qué costes relacionados tiene. Precio bajo no significa que un diseño sea malo. Pero si el diseño es bueno y también lo son los materiales, la pregunta es: ¿cuál es coste escondido? Son muchos los retailers que consiguen hacer una prenda duradera y de fit perfecto, pero ¿cuál es el precio?

 

 

 

 

P.: ¿Hay futuro para el diseñador de moda, entonces?

R.: Creo que la profesión está atravesando un buen momento, pero de fuertes cambios, y el diseño juega y jugará un papel estratégico y relevante en ellos. No obstante, este es un sector muy conservador, donde las empresas no están muchas veces preparadas para adoptar estos cambios. Y las que no cuenten con un diseño estratégico terminarán por cerrar sus puertas.

 

P.: ¿Las escuelas de diseño son catalizadoras de lo que ocurre en la industria?

R.: Desde siempre. En la etapa actual, hay tres factores de cambio importantes. En primer lugar, la globalización. Vivimos en un mercado global y esta realidad no sólo involucra a la oferta y la producción, sino también a los estilos de vida y de consumo de los productos. En segundo lugar, hay un factor demográfico importante. La esperanza de vida en muy larga y se abre un nuevo momento en la vida con necesidades diferentes a las del pasado.

 

P.: ¿Y en tercer lugar?

R.: La transformación tecnológica, un cambio disruptivo que tiene que ver con nuevos materiales y con nuevas maneras de producir, además de la integración de nuevas categorías de producto que no sólo responden a un imaginario aspiracional sino que buscan funciones para mejorar la salud, así como accesorios tecnológicos que usan también el lenguaje de la moda. Hay un cuarto factor también importante…

 

 

 

 

P.: ¿Y cuál sería?

R.: El del cambio de modelo de negocio, que tiene que ver con la viabilidad de los modelos tradicionales, incluso el fast fashion.

 

P.: ¿Las escuelas adaptan su contenido a los cambios del entorno económico y social?

R.: En IED tenemos un departamento que analiza todo esto y lo intenta trasladar a los planes de estudio. Ahora, en lo que se refiere a la figura del diseñador, la discusión radica en las competencias que debe tener el profesional que sale de la escuela.

 

P.: ¿Y cuáles deben?

R.: Debe tener, efectivamente, unas bases sólidas de las técnicas tradicionales, de la confección, del patronaje, de la innovación conceptual, saber construir con las técnicas tradicionales una colección. Pero también se incorporan experiencias con nuevos materiales y técnicas de producción que se imponen, así como nuevas herramientas e incluso llevar la moda a otros ámbitos. En el próximo Mobile World Congress participaremos con una performance presentando la moda vinculada a la tecnología.

 

 

 

 

P.: ¿Está alineada la escuela con las necesidades de la industria?

R.: Las escuelas IED en España, en Madrid y en Barcelona, tienen que pensar más allá de su propio entorno, más allá del mercado. Hoy hay posibilidades de promoción en la comunicación y sistemas diferentes de financiación de las colecciones. Hay que ir más allá también del concepto clásico de la prenda porque hoy existen dispositivos, como el Apple Watch, que en un futuro no muy lejano se integrarán al lenguaje de la moda.

 

P.: ¿Qué tipo de relación mantienen con las empresas del sector?

R.: Tenemos los convenios clásicos de prácticas. Pero también desarrollamos proyectos con compañías. Con Seat, por ejemplo, nuestros alumnos han realizado un proyecto para la ropa de los trabajadores.

 

P.: ¿Para qué tipo de empresas se prepara a los alumnos?

R.: Están preparados desde el punto de vista técnico, después de cuatro años de vivir todo lo que es construir una colección por completo, hasta la comunicación, y hacerlo en un entorno digital y con su propia marca. Tenemos la ventaja de tener otras disciplinas en paralelo, no sólo en diseño gráfico y audiovisual, sino también en márketing y comunicación.

 

 

 


P.: ¿Cómo ha cambiado el diseño en las empresas?

R.: Hay nuevas oportunidades de hibridación, que es lo que los estudiantes se encontrarán en el mercado. Ya no existe el diseñador que tiene una idea y desarrolla una colección, sino que hay un director creativo al frente de un equipo multidisciplinar que trabaja diferentes elementos de la colección, más allá de la prenda, y con una semántica y una comunicación pensada para diferentes países.

 

P.: ¿Qué buscan los estudiantes hoy, crear sus propias marcas o entrar en grandes empresas, como Inditex?

R.: Las grandes empresas tienen un atractivo importante, pero emerge un nuevo paradigma de desarrollar pequeñas colecciones con marca propia porque las nuevas plataformas tecnológicas ayudan a crear start ups, que a su vez pueden apoyarse en nuevas realidades, como nuevos paradigmas culturales o la sostenibilidad. El fast fashion también lo está haciendo muy bien introduciendo la metodología del diseño y las colecciones.