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Afterwork: Hortensia Maeso, acostumbrarse a volver a empezar

Hortensia Maeso, fundadora y consejera delegada de la compañía de trajes de ceremonia del mismo nombre, sentencia que se encuentra en uno de los mejores momentos de su trayectoria, y asegura que, cuando la pandemia estalló, no tuvo miedo. 

Iria P. Gestal

13 oct 2021 - 04:53

Afterwork: Hortensia Maeso, acostumbrarse a volver a empezar

 

 

Quién

Hortensia Maeso

 

Cargo y especialidad

Fundadora de Hortensia Maeso

 

Dónde

Vía Zoom, en Madrid y Barcelona

 

Cuándo

11:00 h.

 

Fin de su jornada laboral habitual

“Antes entraba a las siete y salía a las once, ahora hay seis meses duros, pero el resto del tiempo no me puedo quejar”

 

 

Hay pocos directivos en el sector de la moda que puedan decir que la pandemia no ha sido el mayor shock de su carrera. Hortensia Maeso es una de ellas. Esta química, diseñadora y empresaria hecha a sí misma ha construido dos veces su empresa y se ha enfrentado a la crisis desde uno de los sectores más golpeados por la pandemia: el de la moda infantil de ceremonia.

 

Su primer contacto con la moda llegó en la infancia, porque su madre era diseñadora, aunque dice que le reñía cuando la veía jugar con los tejidos. Después, se formó como técnica química y trabajó en ello hasta que tuvo tres hijas y pidió una excedencia. “Estaba obsesionada con la ropa, así que decidí estudiar diseño”, recuerda.

 

 

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Moda infantil, un difícil juego de niños

 

 

Cuando terminó su formación, se cruzó en su camino Enrique Rubio, heredero de la mítica empresa Cuadernos Rubio. Con él lanzó su primera marca de moda infantil, Rubio Kids by Hortensia Maeso. Tras ocho años de relación, profesional y personal, llegó el final. “Tuve que empezar por mi cuenta otra vez, vendí mi coche para hacer mi primera colección”, rememora.

 

Tras años de conflicto, por fin pactó con Rubio para poder seguir usando su nombre, pero de esa época aprendió que “el alma de la empresa es lo más importante, pase lo que pase sigo siendo Hortensia Maeso y gracias a ello pude resurgir”, apunta. El crecimiento en este tiempo ha sido “lento, pero orgánico”, y eso es lo que le permitió también aguantar el golpe de la crisis, porque llegó a ella con la empresa saneada.

 

 

 

 

“Lo más difícil -apunta-; es tener un buen equipo, ellas han vivido toda esta experiencia conmigo y tengo plena confianza, así que delego muchas parcelas”. Para lograr esa confianza, dice, importa más el trabajo diario que el proceso de selección.

 

La única tarea que no ha logrado delegar, ni siquiera a su hija (con la que compartió tareas durante un tiempo y que hoy ocupa la dirección de arte) es la de diseño. “Soy a la vez diseñadora y empresaria, y eso significa que tengo que ser artista, pero con visión comercial, aunque no diseño con la calculadora al lado”, explica.

 

Aunque diseñar lo aprendió en la universidad, a ser empresaria, dice, se aprende trabajando. “Es un talento innato”, apunta. También lo es aprender a resurgir: “cuando llegó la crisis yo no tenía miedo por la empresa, soy como el ave fénix, aprendes a tener fe”.

Quizás es esta trayectoria la que le ha enseñado a disfrutar los buenos momentos y no pensar demasiado en el pasado: cuando se le pregunta por el mejor momento de su carrera dice sin dudarlo que “hoy es uno de ellos”.

 

¿El motivo? Su marca ha tocado la alfombra roja de Festival de Cine de San Sebastián y sus vestidos han sido seleccionados por las revistas de moda como algunos de los más reseñables del evento. Su otro mejor momento ocurre cada temporada, “cuando brindo con mi equipo porque hemos terminado la colección y pienso que al final lo logré”.