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Afterwork: Fernando Maudo, la ‘autoritas’ como fuente de respeto

Pilar Riaño

10 abr 2015 - 04:43

QUIÉN

Fernando Maudo Arranz.

 

CARGO Y ESPECIALIDAD

Director general de Vente Privee en España.

 

DÓNDE

Hotel Only You, en la calle Barquillo de Madrid. Dice que encarna tradición y modernidad.

 

 QUÉ

Coca-cola Zero, siempre. 

 

CUÁNDO

16:00 h. de un viernes. 

 

FIN DE SU JORNADA LABORAL HABITUAL

“Trabajo las 24 horas, nuestra tienda nunca cierra”.

 

 

 

Cerca de veinte años en el negocio de la moda han convertido a Fernando Maudo en una persona reconocida en el sector. Asiduo a conferencias, donde nunca pasa inadvertido, Maudo tiene tanto seguidores como detractores. De trato afable y cercano y un modo de hablar campechano, Maudo ha liderado empresas en momentos dulces (como en la actualidad en Vente Privee) y en momentos sumamente duros, como en su etapa en Caramelo. “Sólo hay una fórmula para salir adelante: trabajar”, afirma rotundo.

 

“Ya sea como padre o como jefe, lo más importante siempre es el ejemplo: si quieres que alguien te siga, tienes que hacerlo tú antes”, dice, al tiempo que añade que “el ejemplo me lleva a ser altamente exigente conmigo mismo, y eso lo traslado al equipo”. Dice que en una de las empresas en que trabajó, aunque no quiere decir el nombre, tenían la máxima de que, “si tú no sabes, nosotros te enseñamos; si no puedes, te apoyamos; pero si no quieres, te vas”.

 

Tras formarse en la Cámara de Comercio de Madrid, Maudo se introdujo en el sector textil a través de Induyco (El Corte Inglés), de donde dio el salto a Inditex. De 2006 a 2008 fue consejero delegado de Coronel Tapiocca y, durante los tres años siguientes, ocupó la dirección general de Caramelo, de donde pasó a Vente Privee.

 

De Caramelo guarda, precisamente, uno de los peores recuerdos como ejecutivo. Maudo tiene en su memoria el 11 de junio de 2009, cuando algunos trabajadores causaron destrozos en la fábrica de Caramelo en protesta por el expediente de regulación de empleo (ERE) que debía asegurar la supervivencia de la empresa. “Fueron cuatro meses de horror, en esos momentos la gente ve en ti a alguien que le hace daño –recuerda mientras, por primera vez en toda la conversación, su tono se vuelve triste-; no hay recetas para una situación así: el directivo debe tener mucha capacidad de resistencia, porque tiene mucha presión, aunque menos que si eres empresario, claro”.

 

De aquel momento recuerda a Manuel Jove (“que estuvo a mi lado en todo momento”), mientras de El Corte Inglés destaca a César Álvarez y de Inditex, a Juan Carlos Rodíguez Cebrián. “El carácter visionario de Jacques-Antoine Granjon me sorprende, pero de quien más aprendí fue de Adrián Piera y de José María Coronado, en la Cámara”, afirma, mientras cambia de tema para eludir a sus “malos jefes”.

 

Maudo se declara “antidespidos”. “Los despidos son errores del empleador, y no del empleado –afirma-; soy muy exigente en el día a día, pero me cuesta despedir, porque el despido es la sanción más alta”. “¿Recomendaciones? Ninguna: sólo mirar a la gente a la cara y ponerse en su lugar”, confiesa, al tiempo que añade que capacidad, entrega, sacrificio y lealtad es lo que más valora de un empleado.

 

“El directivo debe ocupar su lugar dentro de la organización: lejanía para que te respeten y cercanía para que confíen en ti”, afirma. “El respeto lo puedes tener por la autoritas o por la potestas: prefiero tenerlo por lo primero y ser respetado por mi valía y no por una cuestión de jerarquía”, concluye.