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Abrigos en agosto, tirantes en febrero: el coronavirus regula las temporadas de la moda

El exceso de stock que quedó congelado en las tiendas obligará a alargar la vida del producto y a introducir por primera vez la campaña de otoño cuando ya termine el verano climatológico.

I. P. Gestal / P. Riaño

20 abr 2020 - 05:00

Abrigos en agosto, tirantes en febrero: el coronavirus regula las temporadas de la moda

 

 

Miles de prendas de invierno y primavera, confinadas en el interior de las tiendas. Junio, julio, agosto y septiembre serán meses para dar salida al stock acumulado, lo que retrasará la entrada en tienda de nueva mercancía. En un sector con tiempos cada vez más acelerados acostumbrado a vender abrigos a finales de agosto, las empresas postergarán la introducción de la nueva temporada y, por primera vez en muchos años, las prendas de los escaparates casarán con la temporada climatológica.

 

La crisis del coronavirus ha paralizado el ritmo de la moda, condenando a las empresas a digerir un millonario stock desactualizado, al que darán salida cuando tiendas y almacenes reabran. Los gigantes del sector ralentizan sus ritmos y no miran más allá de septiembre, mientras el multimarca adapta las prendas ya compradas.

 

Los grandes grupos del sector ya han comenzado a ralentizar tiempos. Si ahora sería el momento de empezar a pensar en navidad, los equipos de diseño y compras están trabajando en septiembre. No será hasta entonces cuando comience a salir el producto de otoño-invierno, que tradicionalmente llega a las tiendas en cuanto terminan las rebajas de verano.

 

 

 

 

El forro polar y los jerséis de navidades se han dejado para más adelante, cuando otros años ya se estarían preparando. Ahora sólo pensamos en septiembre”, dice un directivo de una de las mayores compañías de moda de España.

 

“Está todo parado, se han recortado mucho las compras y se aprovecha todo lo que se puede”, explican desde el equipo de diseño de otro grupo del sector. “Hay colecciones que han llegado al almacén de tienda antes del cierre y se han dejado para otoño, otros pedidos que estaban ya en marcha se están adaptando para el frío”, explica.

 

Los grandes almacenes estadounidenses Saks Fifth Avenue también opinan que el coronavirus puede ser una oportunidad para cambiar el ciclo de producto. La empresa ha comenzado negociaciones con veinte marcas, incluyendo Brunello Cucinelli, Burberry, Proenza Schouler y Stella McCartney para alinear la entrada de producto con la demanda.

 

El objetivo es que invierno entre en septiembre y no en junio. “Necesitamos que sea algo del conjunto de la industria; vamos a liderarlo pero todo el mundo tiene un nivel del consumidor en el mercado”, aseguró Marc Metrick, presidente de Saks, en una entrevista a WWD.

 

En España, ese poder de liderazgo lo tiene Zara. La cadena de Inditex, que impuso los nuevos ritmos de la moda, todavía no se ha pronunciado. En su web, sin embargo, los ritmos no parecen cambiar: la nueva campaña primavera-verano 2020 está ya disponible desde la semana pasada.

 

 

 

 

El desafío del multimarca

Alargar la vida del stock que lleva un mes parado es la máxima de la mayoría de empresas del sector, porque cuando abran las tiendas la recuperación se prevé lenta. Si los retailers están recortando pedidos a los fabricantes asiáticos, el multimarca, que tiene menos flexibilidad porque trabaja con dos grandes compras al año y reposiciones, se encuentra en negociaciones con las marcas.

 

Para evitar la cancelación de pedidos, Bestseller, uno de los grandes grupos con mayor exposición al multimarca, está trabajando directamente con el canal para reconstruir el flujo de producto, tratando de aprovechar para otoño compras realizadas para primavera. “La primavera se fue, pero unos jeans de primavera pueden valer para otoño”, explicó Andrés Contreras, consejero delegado del grupo en España y Latinoamérica.

 

La temporada de invierno está aquí, sin vender, y al no tener ingresos muchas compañías tienen problemas para hacer los pagos de invierno”, dice Eduardo Zamácola, presidente de la Asociación Empresarial del Comercio Textil, Complementos y Piel (Acotex).

 

 

 

 

 

La solución es que la temporada de verano que tenemos en tienda dure hasta octubre y por primera vez se ordenen las colecciones teóricas con la climatología adecuada”, sostiene Zamácola.

 

El empresario opina que sería deseable aprovechar este desajuste para cambiar los periodos tradicionales de rebajas, que aunque en España están liberalizadas desde 2012, continúan concentrándose en enero y junio. “Me parece una barbaridad hacer las rebajas de invierno el 7 de enero y las rebajas de verano el 21 de junio, que es cuando está el pico de demanda. Se han desvirtuado las rebajas. Ojalá fuesen el 15 de septiembre las de verano y el 15 de marzo de invierno”, opina.