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2018, el año en que las mujeres de la moda dijeron ‘Me Too’

De Hollywood a Madrid, 2018 pasará a la historia por ser el año en que las mujeres alzaron la voz. La exposición de víctimas y acosadores con nombres propios y populares ha expuesto las vergüenzas de sectores como el cine o, también, la moda.   

Iria P. Gestal

28 dic 2018 - 04:56

2018, el año en que las mujeres de la moda dijeron ‘Me Too’

 

 

El año 2018 pasará a la historia por ser el año en que las mujeres se atrevieron a decir “yo también”. El año en que el feminismo tomó las calles, de Buenos Aires a Madrid, para reivindicar la igualdad de derechos. El año en que las acusaciones tomaron nombres y apellidos, entre ellos los de algunas de las personas más populares del planeta.

 

Aunque el movimiento Me Too tomó forma en 2018, la llama que prendió la mecha fue un artículo publicado por el New York Times el 5 de octubre de 2017. En él, el diario exponía cómo el productor Harvey Weinstein había pagado durante años a sus víctimas de abusos sexuales para que estos no salieran a la luz.

 

En los días siguientes, actrices como Angelina Jolie, Gwyneth Paltrow, Ashley Judd, Rosanna Arquette o Rose McGowan reconocieron haber vivido situaciones similares de acoso o abuso por parte de Weinstein, durante décadas uno de los hombres más poderosos de Hollywood.

 

 

 

 

Weinstein está detrás de algunas de las joyas del cine de Estados Unidos de las últimas décadas. Con Miramax, la productora que fundó en los ochenta con su hermano Bob, fue responsable de películas como Pulp Fiction o Scream, y el sello de The Weinstein Company, la empresa que ambos impulsaron en 2005, se encuentra en éxitos como Vicky Cristina Barcelona o El discurso del rey. Su comportamiento era un secreto a voces en Hollywood, y chascarrillo más o menos habitual en galas y series de televisión. Pero no fue hasta que sus víctimas dieron un paso al frente que la compañía que él fundó decidió despedirlo, para terminar en bancarrota sólo cuatro meses después.

 

El 15 de octubre, la actriz Alyssa Milano rescató en Twitter la etiqueta #MeToo, impulsada por la activista Tarana Burke en MySpace hace más de una década. La actriz invitó a sus seguidoras a revelar situaciones de acoso o abuso, y mujeres de todo el mundo le recogieron el guante, exponiendo la magnitud de un problema que algunos daban ya por solventado. La era del Me Too acababa de nacer.

 

El paso al frente de figuras tan populares motivó a otras mujeres a romper su silencio, y las demandas se multiplicaron: de Donald Trump a Kevin Spacey, Dustin Hoffman, Ben Affleck o David Copperfield. Su exposición contribuyó a desestigmatizar a las víctimas y ayudó a poner de manifiesto otras actuaciones machistas más allá del acoso sexual. A las puertas de terminar el ejercicio, la revista Time nombró persona del año a “las mujeres que rompieron el silencio”.

 

 

 

 

De Hollywood al mundo

El 1 de enero de 2018, más de 300 mujeres de la industria artística y del espectáculo fundaron el movimiento Time’s Up (el tiempo se acaba), e invitaron a todo el sector a vestir de negro para la gala de los Globos de Oro, que tuvo lugar seis días después. El feminismo llegó así a las portadas y telediarios de todo el mundo, para saltar después a las calles.

 

El día internacional de la mujer, el 8 de marzo, se convocaron manifestaciones masivas en todo el mundo y España albergó la segunda huelga feminista de la historia, con un amplísimo seguimiento y repercusión. En Chile, las mujeres salieron a la calle para demandar una educación no sexista; en agosto, una marcha verde recorrió Argentina para defender la legalización del aborto, y en Brasil, miles de personas se manifestaron contra el candidato presidencial de extrema derecha, Jair Bolsonaro.

 

Las manifestaciones en contra del movimiento, por su parte, han sido muy minoritarias. En Francia, cien artistas e intelectuales, encabezadas por Catherine Deneuve, firmaron un manifiesto en el que reprochaban el “puritanismo sexual”, aunque Deneuve terminó dando marcha atrás y pidiendo perdón a las víctimas.

 

 

 

 

Un año después del inicio del movimiento, al menos doscientos hombres destacados en Estados Unidos han perdido sus empleos tras ser acusados públicamente de acoso o abuso sexual, según una investigación del New York Times. Unos, incluido Weinstein, enfrentan cargos penales. En total, 920 personas denunciaron haber sido víctimas de alguna de esas personas.


En contraste, en el año previo a que salieran a la luz los reportes sobre Weinstein menos de treinta personas de alto perfil salieron en las noticias después de renunciar o de ser despedidos por acusaciones públicas de conducta sexual indebida.

 

En el entorno laboral, la tarea continúa siendo titánica. Aunque, en las últimas décadas, la integración de la mujer en el entorno laboral internacional y la lucha contra la desigualdad se han incorporado cada vez más en la agenda política y social, sólo el 48,7% de las mujeres en todo el mundo tienen un empleo remunerado y apenas el 22% ocupan puestos de responsabilidad.

 

En España, el peso de las directivas en las corporaciones españolas está estancado en el 27%, exactamente la misma cifra que el año anterior y sólo una décima más que en 2016, según se desprende del informe Women in business: ¿cumplir o liderar?, elaborado por Grant Thornton. El estudio señala también que el 20% de las compañías del país no ha incorporado a ninguna mujer en ningún cargo de responsabilidad. Cuatro años atrás, en 2014, esta cifra ascendía al 33%.

 

 

 

 

De cara a 2020, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (Cnmv) fijó en el Código de Buen Gobierno el objetivo de que el número de consejeras en las sociedades cotizadas representara, al menos, el 30% del total de miembros del consejo de administración. “Desaprovechar el potencial talento empresarial del 51% de la población (las mujeres) no puede ser económicamente racional en el conjunto de las grandes empresas de nuestro país”, señala el documento.

 

 

La moda, contra las cuerdas

El movimiento Me Too ha llegado también a la industria de la moda, enfrentándola a sus propios demonios: de los abusos en el backstage a la baja representatividad en las cúpulas, pasando por la desigualdad salarial.

 

Después de que el caso Harvey Weinstein saliera a la luz pública, varios modelos denunciaron a fotógrafos como Terry Richardson (que llegó a reconocer que su relación profesional con las mujeres es “sexualmente explícita”), Mario Testino o Bruce Weber. La editorial Condé Nast respondió con un código de conducta para las sesiones de fotos, en las que se incluía la presencia de los padres cuando la modelo es menor. En paralelo, compañías como Dior o Chanel capitalizaron el movimiento con colecciones y desfiles de lemas feministas, que fueron duramente criticados.

 

 

 

 

El propio caso Weinstein impactó transversalmente en el sector: su ya exesposa, Georgina Chapman, es la fundadora de la marca de trajes de fiesta Marchesa, una de las favoritas de Hollywood, y sufrió un boicot tras conocerse las acusaciones contra el productor.

 

Mientras, en los consejos de administración del sector, del que las mujeres son las principales clientas, ellas continúan siendo minoría. Ninguna de las diez mayores compañías de distribución de moda del mundo tiene al frente a una mujer. Tampoco hay ninguna mujer liderando uno de los diez grandes grupos de deporte o perfumería. Sólo hay dos consejeras delegadas en el top ten de los grandes almacenes, otras dos en el de moda infantil, dos más en el top del calzado y sólo una en lujo (Miuccia Prada, que comparte el cargo con su esposo, Patrizio Bertelli).

 

En España, la mujer copa una cuarta parte de los puestos de alta dirección de las tres mayores compañías españolas del negocio de la moda: Inditex, Mango y Grupo Tendam, en línea con la media global del conjunto de sectores, que se sitúa en el 25%. Las tres mayores compañías españolas de moda cuentan con un total de 54 puestos de alta dirección, catorce de los cuales están ocupados actualmente por mujeres. En el caso de los consejos de administración, las mujeres ocupan sólo el 9% de los sillones de las tres mayores empresas de moda de España.

 

El feminismo ha tomado una nueva forma bajo movimientos como Me Too y Time’s Up, aunque la reivindicación continúa siendo la misma: la igualdad.