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2018, el año en que la industria se tomó en serio el ‘close the loop’

Los titanes de la moda habían empezado a tantear la circularidad, hasta ahora, con pequeñas líneas o colecciones, pero no ha sido hasta 2018 cuando la han colocado en el centro de sus estrategias. Las presiones políticas y sociales han situado al sector en el punto de mira.

Silvia Riera

24 dic 2018 - 04:55

2018, el año en que la industria se tomó en serio el ‘close the loop’

 

 

Pablo Isla, presidente de Inditex, exponía en enero en un artículo en The Wall Street Journal cuáles iban a ser los cinco ejes del futuro de la moda. En el quinto, Isla hacía referencia a integrar el principio de la economía circular en la estrategia corporativa. En 2018, la circularidad ha dejado de ser algo de la moda eco para ser uno de los puntales que garantizarán la supervivencia del actual sistema en el futuro. En paralelo, crece la presión social y política para virar hacia la economía circular y la moda es uno de los sectores económicos que está en el punto de mira.

 

En mayo, H&M, Burberry, Nike, Stella McCartney y Gap sumaron fuerzas para avanzar juntos en este sentido. Estas cinco fueron las empresas que eligió la Fundación Ellen MacArthur, el principal lobby de la economía cicular, como socios estratégicos para desarrollar soluciones para algunos de los mayores retos de la industria de la moda.

 

Otras 16 empresas, entre ellas Inditex, Kering, Primark o VF Corporation, mostraron su respaldo a esta iniciativa. Todos ellos se comprometieron a trabajar bajo tres parámetros: desarrollar modelos de negocio que promuevan la conservación de la ropa, la utilización de materiales renovables y seguros, y el impulso de soluciones para el tratamiento de la ropa usada.

 

 

 

 

Más allá de los acuerdos, las empresas han empezado a dar pasos en firme en este sentido. Así, a lo largo de 2018, Zalando y Bestseller se aliaron con la aceleradora de start ups Fashion for Good en busca de proyectos vinculados con la economía circular; C&A inyectó 1,3 millones de euros para la puesta en marcha de cinco proyectos piloto para implantar la economía circular en la industria de la moda; la estadounidense Guess sumó fuerzas con I:Collect, un proveedor global para la reutilización y reciclaje de ropa y calzado, mientras que H&M, uno de los pioneros en el close the loop, avanzó en este sentido junto al Hong Kong Institute of Textiles and Apparel (Hkrita).

 

Ser sostenible empieza a ser rentable. En la última edición de Copenhagen Fashion Summit, The Boston Consulting Group junto con la Global Fashion Agenda presentaron el informe Pulse Score, en el que se desvelaba que las empresas que construyen un modelo de negocio en base a la sostenibilidad y logren escalarlo mejorarán su resultado bruto de explotación (ebitda) en 2030 entre uno y dos puntos porcentuales. El estudio también concluía que quienes continúen trabajando sobre el sistema tradicional lo empeorarán entre tres y cuatro puntos porcentuales.

 

La presión social y política, por otro lado, apremia también en este sentido y obliga a los gigantes a pisar el acelerador en la investigación. A principios de año, el Gobierno francés presentó una serie de propuestas legislativas para avanzar en la economía circular. Entre estas figuraba la prohibición de incinerar o destruir prendas que las marcas o las tiendas no venden y la obligatoriedad de donarlas a instituciones para el reciclado o a ONGs para su reutilización.

El Parlamento británico, por su parte, ha puesto en entredicho el sistema del fast fashion. La Cámara Baja creó un Comité de Auditoría Ambiental multipartidista que inició una profunda investigación sobre el impacto de la moda y sus deshechos en el medio ambiente.