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Inditex: tecnología “eficiente” sin malabarismos en el mayor Zara del mundo

El grupo gallego abre las puertas hoy de un Zara de 6.000 metros cuadrados en el número 79 de la Castellana de Madrid, junto a El Corte Inglés. La empresa se vuelca en la tecnología para que el punto de venta gane eficiencia.

Pilar Riaño

7 abr 2017 - 04:54

 

Inditex: tecnología “eficiente” sin malabarismos en el mayor Zara del mundo

 

Ni pantallas, ni probadores interactivos ni etiquetas inteligentes y, sin embargo, es una de las tiendas más tecnológicas de Inditex. El gigante gallego pone en marcha hoy en el número 79 del Paseo de la Castellana de Madrid su mayor tienda del mundo, con 6.000 metros cuadrados de superficie. Mientras los grandes grupos de moda incorporan tecnología visible para el usuario en sus puntos de venta, Inditex sigue fiel a su filosofía: tecnología para ganar “eficiencia”, pero sin estridencias.

 

La nueva tienda de Inditex contribuirá a crear una nueva zona comercial en Madrid. Ubicado frente al metro de Nuevos Ministerios, el local mira desde abajo la altura de El Corte Inglés, pero se aprovechará del tráfico que genera el grupo de grandes almacenes. Además de este, Zara se nutrirá también de los cientos de personas que trabajan en los alrededores, en pleno corazón empresarial de Madrid.

 

Ayer por la tarde, mientras el personal de Inditex ultimaba los detalles para la apertura, una veintena de personas (la mayoría de ellas saliendo de trabajar) quisieron entrar al establecimiento a hacer las primeras compras.

 

 

 

 

El local cuenta con cuatro accesos. Tres de ellos se sitúan en la planta baja, de los cuales dos están ubicados en Castellana y otro en la parte posterior del edificio. El cuarto acceso se sitúa en la primera planta.

 

Con una plantilla de 180 empleados, la nueva de Zara es una evolución de los conceptos implantados en la calle Compostela de A Coruña y en Plaza Catalunya de Barcelona, las dos últimas grandes aperturas de la cadena. El establecimiento sigue los cuatro pilares de la estrategia del grupo en la red de tiendas: belleza arquitectónica, funcionalidad, claridad y sostenibilidad.

 

La tienda de Zara del número 79 de la Castellana es el resultado del proyecto arquitectónico dirigido por la coruñesa Elsa Urquijo. El local se ha convertido en un gran cubo de cristal con dos fachadas dividido en cuatro plantas, a lo largo de las cuales se distribuyen las colecciones de mujer (planta cero y primera), hombre (planta segunda) y niño (primer subterráneo).

 

Suelos de piedra clara y muebles también de piedra de formas geométricas llenan el local, donde prácticamente desaparecen las estanterías para maximizar la concentración de prendas por metro cuadrado y mejorar el acceso a las mismas. Eliminando estanterías se reduce el tiempo dedicado a doblar prendas por parte del personal.

 

 

 

 

En la planta de hombre, las prendas se colocan por islas de familias, entre las cuales aparecen bancos de piedra blanca. En la planta de mujer, la disposición de la ropa rivaliza con las tiendas de lujo, especialmente en el área de calzado y accesorios, donde se sacrifica la rentabilidad por metro cuadrado con poco producto expuesto.

 

Una gran pantalla de quince metros de alto y siete metros de ancho acompaña al cliente que visita la tienda mostrando con imágenes las colecciones de la cadena. La tienda dispone de 21 terminales de pago, pero cuenta con el sistema de pago por móvil, el nuevo servicio que está disponible en la aplicación de Zara y en la del grupo, InWallet. Más allá de ello, poca es la tecnología para el usuario incorporada a la tienda.

 

Si Inditex tuvo una incorporación tardía a la venta online (la plataforma online de Zara se puso en marcha en 2010), lo mismo sucede con la tecnología aplicada al punto de venta. Fuentes de la empresa señalan que herramientas como probadores virtuales no se implantarán de forma masiva hasta que hayan demostrado su eficacia y eficiencia.

 

 

 

 

Corazones tecnológicos

Además de la colección de niño, en el primer subterráneo se ubican también los dos corazones tecnológicos de la tienda: el almacén y el control de eficiencia energética del local. En el almacén, la estrella es la gran apuesta tecnológica de Inditex de los últimos años: el Rfid. Esta tecnología, que Inditex está implantando de la mano de Tyco, no sólo mejora la trazabilidad del producto, sino que sobre todo optimiza el control del stock, especialmente en tienda.

 

A lo largo de los últimos cinco años, “la inversión en la creación de las plataformas e infraestructuras necesarias para un crecimiento sostenible superan los 7.000 millones de euros”, según señaló la empresa en su última presentación de resultados.

 

En 2016, Inditex completó la incorporación de Rfid en la red de tiendas de Zara e inició su extensión a Massimo Dutti y Uterqüe. En 2017, la compañía prevé continuar la implantación en las dos últimas y proseguir con Pull&Bear, para saltar en 2018 a Stradivarius, Bershka y Oysho. Todas las cadenas de Inditex completarán el proceso en el verano de 2020.

 

Pero donde Inditex despliega toda la tecnología en las medidas de ecoeficiencia de la tienda, que se enmarcan en el plan de sostenibilidad del grupo. De la mano de la empresa de certificación Arup, Inditex implanta en sus tiendas tecnologías que persiguen un ahorro medio del 20% en electricidad o una reducción de hasta el 40% en el consumo de agua respecto a una tienda convencional. Inditex espera que en 2020 todas sus tiendas sean ecoeficientes.

 

 

 

 

Inditex ha desarrollado un sistema informático que denomina Plataforma de Eficiencia Energética mediante el cual monitoriza y controla en tiempo real el consumo de recursos como la energía de todas sus tiendas. Así, desde la central del grupo (en Arteixo) o desde la propia tienda puede controlarse la climatización o la iluminación de cada local.

 

La Plataforma de Eficiencia Energética permite detectar, por ejemplo, picos de consumo por un mal funcionamiento del sistema de iluminación por un error en la programación de la temperatura de la tienda, además de medir en tiempo real la calidad del aire, es decir, la concentración de partículas de CO2 en el ambiente.

 

La instalación eléctrica, los dispositivos para regular la climatización y los equipos contraincencios son elementos que caracterizan la tienda, pues se esconden en el trazado de bandeja metálica que recorre el techo de cada planta.

 

 

 

 

Otros sistemas tecnológicos que incorpora el local en busca de ecoeficiencia son, por ejemplo, los sensores de movimiento automatizados en áreas de poco tránsito para atenuar la luz en un 80% cuando no hay tránsito de personas. La iluminación de la tienda se adapta a los patrones de uso, teniendo en cuenta el horario y el personal que está en cada momento en el punto de venta, de manera que, por ejemplo, en el momento de limpieza se apaga un 66% de la luz, que se centra en los trabajos de caja que se realizan al final del día.

 

Del mismo modo, los termostatos para controlar la temperatura se ajustan en función de la ocupación y la luz solar, los cual supone, según la compañía, un ahorro del 40% frente a los sistemas habituales. La tienda incorpora también cortinas de aire automáticas en las entradas que regulan la estabilidad de la temperatura.

 

La compañía sostiene que, una vez llevado a cabo el desarrollo inicial, la implantación de tecnología para mejorar la eficiencia de las tiendas no supone un sobrecoste destacable, si bien el retorno de la inversión por ahorro energético se consigue en cuatro o cinco años.