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2016, doce meses en que los inversores se enamoraron de la moda

Grupos de inversión, fondos soberanos e inversores particulares han cortejado en 2016 al sector de la moda, seducidos por su potencial de crecimiento, marcas reconocidas y elevados flujos de caja.  El sector, por su parte, ha recibido con los brazos abiertos al capital, que a menudo tenía apellido de Oriente, para dar un nuevo impulso a su negocio.

I. P. Gestal

28 dic 2016 - 04:51

2016, doce meses en que los inversores se enamoraron de la moda

 

 

De un lado, las marcas premium, el lujo y la industria textil. Del otro, inversores, a menudo chinos o árabes, ávidos de firmas con potencial de crecimiento que proporcionen un rápido y elevado retorno de la inversión. En 2016, el capital ha llamado a las puertas de la moda y las ha encontrado abiertas de par en par.

 

El año comenzó, precisamente, con la creación de un nuevo fondo en busca de inversiones en moda. L Capital, el brazo inversor del gigante del lujo LVMH, unió fuerzas con el fondo Catterton con la intención de convertirse en uno de los líderes en términos de inversión en empresas de bienes de consumo. Una de sus primeras operaciones fue la compra de la compañía italiana Pinarello, especializada en la fabricación de bicicletas.

 

Las marcas italianas y francesas fueron las más pretendidas por los inversores internacionales y las que coparon la mayoría de las operaciones. A principios de año, Montefiore Investment se hizo con el 51% de Isabel Marant, una de las compañías de lujo que más ha crecido en los últimos años, con el objetivo de acelerar el desarrollo de la empresa e incrementar su expansión geográfica.

 

Poco después, el grupo Italmobiliare engordó su cartera de activos con la compra del fondo italiano Clessidra, uno de los más activos en el sector de la moda, por veinte millones de euros. El fondo, dueño de Roberto Cavalli y accionista de Harmont&Blaine, consideró que la oferta de Italmobiliare era la mejor de todas las que había recibido por su visión industrial y su capacidad para desarrollar el negocio en todo el mundo, según explicó entonces el grupo.

 

Otro de los objetos de deseo del capital en la moda italiana era Artsana, propietario de compañías de moda infantil y puericultura como Chicco. El grupo pasó finalmente a manos del fondo Investindustrial, que se hizo con el 60% de la compañía en una operación valorada en 1.300 millones de euros.

 

Fuera de Europa, una de las principales operaciones la protagonizó Tamara Mellon, que logró abandonar el concurso de acreedores de la mano de New Enterprise Associates, un fondo de capital riesgo que también ha invertido en otras compañías de moda, como Moda Operandi o Gilt. El fondo se comprometió a inyectar doce millones de dólares para impulsar el crecimiento de la compañía y controlará el 31,1% de la empresa una vez recapitalizada.

 

 

 

 

 

El cortejo del capital árabe

Si las empresas europeas son las más cortejadas, el origen de los inversores suele estar en Oriente. En el sector del lujo, en particular, los más activos son los grupos árabes, a menudo respaldados por las familias reales de Oriente Medio y magnates del petróleo.

 

Es el caso, por ejemplo, de Mayhoola for Investments, el brazo inversor de la familia real de Qatar, y uno de los inversores árabes más activos en el sector de la moda en los últimos años. La sociedad qatarí, propietaria de firmas como Valentino o Forall, se adelantó en verano a otros candidatos como Puig y Eurazeo y tomó el control de la francesa Balmain por alrededor de 485 millones de euros. Poco después, Mayhoola completó también la adquisición de Forall Confezioni, propietaria de la compañía italiana de moda masculina Pal Zileri.

 

El capital árabe tampoco ha querido perderse un pedazo del pastel de comercio electrónico. El fondo soberano Public Investment Fund, junto a un consorcio de sesenta inversores, desembolsó mil millones de dólares para la puesta en marcha de Noon.com, un ecommerce de lujo impulsado por Group Mohamed Alabbar, accionista de Yoox Net-a-Porter.

 

Por su parte, el fondo árabe Investcorp, con sede en Bahréin, volvió al mercado en 2016 a la caza de nuevos activos en el sector de la moda. El grupo, antiguo accionista de Gucci, Tiffany y Saks Fifth Avenue, realizó su última adquisición a finales de 2012, cuando compró la marca de joyería danesa Georg Jensen. El pasado verano, el fondo inició negociaciones para invertir en Corneliani, que se sumaría a una cartera en la que ya están grupos como Macy’s, Kohl’s o Ross.

 

Junto al capital árabe, los inversores más activos en el negocio de la moda en el último año han sido los chinos. En octubre, el grupo chino Shangdong Ruyi se hizo con el propietario de Sandro, Maje y Claudie Pierlot, hasta entonces propiedad del fondo de inversión KKR, que mantuvo una participación minoritaria tras la operación. Los planes de Shandong Ruyi pasan por impulsar la expansión global de SMCP, especialmente en el mercado asiático, aunque la compañía mantendrá los equipos creativos en París.

 

 

 

 

 

Otra compañía francesa que pasó a manos de capital chino fue Iro, adquirida por el fondo de inversión Fosun en junio. Fosun, que también controla la plataforma turística Club Med, adquirió el 25% de la compañía, que hasta entonces estaba en manos de los hermanos Marciano, y una parte no especificada del capital que controlaban Laurent y Arik Bitton, fundadores de la compañía. Aunque el importe de la operación no trascendió, las estimaciones de mercado indican que la compañía estaría valorada en 130 millones de euros, más de diez veces su ebitda.

 

Unos meses después, el grupo inversor elevó también su participación en la alemana Tom Tailor, uno de los diez retailers más importantes del país, del 23,16% al 30% de sus acciones.

 

 

El textil, caramelo para la inversión

Junto con los retailers premium, el textil se ha posicionado en el último año como el nuevo caramelo para la inversión. Tras décadas de inversión occidental en China, ahora el capital ha vuelto a dar un golpe de timón, poniendo de nuevo el foco en Occidente.  Fue el caso del fondo Platinum Equity, que en octubre se hizo con International Textile Group (ITG). El grupo es propietario de la tejeduría Cone Mills, uno de los históricos en la industria algodonera estadounidense y una de las tejedurías más antiguas que continúan en funcionamiento en el país, y Burlington Industries, de textiles técnicos.

 

El histórico hilador francés DMC, fundado en 1746 y especializado en hilos para labores, comenzó una nueva etapa también de la mano de un fondo. La compañía británica BlueGem Capital Partners, propietaria de Liberty, completó en julio la compra de la compañía, que factura alrededor de sesenta millones de euros. Tras la operación, el nuevo propietario quiere desarrollar la empresa con crecimiento orgánico, rejuveneciendo la marca y diversificando la gama de accesorios, pero manteniendo la producción en territorio francés.

 

También el textil español ha seducido al capital. El fondo de inversión IRG Capital, con el apoyo del grupo de inversión Tenaci Partners, rescataron a Cremalleras Rubí de los juzgados por 5,53 millones de euros. 

Otro grupo textil que abandonó el concurso de acreedores de la mano de un fondo de inversión fue Saroni Textil. La compañía gallega fue rescatada por el grupo inversor Gedesco, propiedad de JZI, que adquirió una participación mayoritaria de su capital.

 

La moda femenina de Kling fue rescatada de los juzgados por directivos de Logisfashion y Poète recibió nuevos socios para impulsar su crecimiento. En ecommerce, compañías como Moddo, Privalia o Eshop animaron las compraventas, al tiempo que Pepe Jeans se hizo todavía más grande con la integración del negocio de Façonnable.  

 

 

La moda internacional mueve ficha para ‘soltar lastre’

Después de varios años de boom de operaciones corporativas en el negocio de la moda, en el que el sector se concentró en torno a varios grandes grupos en todos los sectores, en el último año algunas compañías han comenzado a reorganizar sus activos, dando el pistoletazo de salida a un nuevo intercambio de cromos en el sector.

 

Mientras los inversores se han volcado en la moda en los últimos doce meses, los grupos del sector también han movido ficha, desinvirtiendo de algunos de sus activos históricos.

 

En julio, el gigante estadounidense LVMH selló el acuerdo de venta de Donna Karan por 643 millones de euros. La firma, que pasó a manos de G-III Apparel (propietario de licencias de enseñas como Tommy Hilfiger o Calvin Klein), llevaba en el mercado desde mediados de 2015, cuando la diseñadora abandonó su marca homónima.

 

Otro conglomerado del lujo, Kering, se desprendió de su firma de moda deportiva Electric, que fue comprada por un grupo de directivos de la marca a través de una operación de management buyout.

Precisamente el deporte concentró un puñado de desinversiones, tanto por parte de compañías que se desprendieron de marcas no rentables como de grupos que decidieron sacar al mercado divisiones enteras para focalizarse en su negocio principal.

 

La estadounidense VF Corporation puso en marzo a la venta su división de licencias deportivas, VF Licensed Sports Group, con una cifra de negocio de cerca de 550 millones de dólares. Fundada en 1947, esta división explota las licencias de varias competiciones deportivas estadounidenses, como la liga de béisbol, la de fútbol americano, la de hockey y la de baloncesto. Además, la filial de VF cuenta también con la mayor licencia de ropa de Harley-Davidson y controla la marca Majestic.

 

Por su parte, la australiana Billabong sacó al mercado Sector 9, especializada en el negocio del skate y la moda masculina. La firma pasó a manos del fondo Transom Capital Group, que también controla otras marcas de skate como Pro Tec, Kryptonics, Ten-Eighty y Maple, por doce millones de dólares.

 

 

2016, doce meses en que los inversores se enamoraron de la moda

 

 

 

La alemana Adidas también desinvirtió durante 2016. La compañía puso a la venta sus marcas TaylorMade, Adamas y Ashworth, las tres especializadas en la práctica de golf, para concentrar todos sus esfuerzos dedicados a este deporte en su marca propia de moda y calzado.

 

En el mercado europeo de la moda, varias compañías movieron ficha y se desprendieron de algunos de sus activos. Es el caso del gigante alemán Otto Group, uno de los mayores de ecommerce de Europa, que reorganizó su cartera con la venta de Alba Moda, que pasó a manos de la compañía alemana de venta a distancia Kingel, y sacó al mercado Becquet y Blancheporte. Además, el grupo también se desprendió de toda su división de plataformas de comercio electrónico, incluida su tienda insignia 3Suisses. Asimismo, Otto ha sacado al mercado a la española Venca, cuya venta se completará antes de que finalice el ejercicio fiscal 2017, según el grupo alemán.

 

Venca fue una de las primeras empresas del grupo en salir al mercado y, a cierre de esta edición, todavía no se había concretado ninguna operación. Además, el grupo se deshará el año que viene de Unigro, la única unidad de negocio de 3SI Group que todavía tiene en cartera.

La francesa Vivarte, por su parte, puso en venta la compañía española de calzado Merkal, uno de sus activos más rentables, así como un centenar de tiendas de La Halle aux Chaussures, también especializada en calzado.

Otro de los grupos que se desprendieron de algunos activos fue Aurora Fashion, un hólding británico propiedad de los antiguos propietarios del ya desaparecido banco islandés Kaupthing. La compañía fichó a PwC a principios de diciembre para explorar posibles compradores de Oasis, Warehouse y Coast, las tres marcas con las que opera.