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2016, doce meses en que el lujo internacional tocó fondo

Las ventas de artículos de gama alta cierran 2016 con un ascenso de sólo el 1%, el menor desde 2009.  Todos los grandes conglomerados aluden a un “entorno complejo” lastrado por China, los tipos de cambio y la amenaza terrorista.

Iria P. Gestal

20 dic 2016 - 04:47

2016, doce meses en que el lujo internacional tocó fondo

 

 

Si la peor caída es la que se experimenta después de haber subido a lo más alto, el lujo no ha hecho más que empezar a lamerse las heridas. Después de décadas de crecimientos galopantes aupados por las clases medias ávidas de lujo de países como Rusia o China, el sector experimentó un brusco frenazo en 2015 que no ha hecho más que agravarse en el último año.

 

Según estimaciones de la consultora Bain, el sector concluyó 2015 con un crecimiento de sólo el 1,5%, el menor desde 2009, y culminará 2016 con un ascenso de sólo el 1%, abriendo una nueva etapa que Bain denomina el nuevo normal. La categoría de bienes personales de lujo (en los que se incluye la moda, el calzado y los accesorios) fue, junto a la de jets privados de lujo, la única que contrajo sus ventas en 2016, con un descenso del 1%, hasta 249.000 millones de euros.

 

La ralentización del mercado chino, agravada por las políticas anticorrupción introducidas por el Gobierno de Xi Jinping que pusieron coto a los regalos de lujo, fueron el principal motivo del descenso, pero no el único.

 

Al despertar del sueño chino se sumó un escenario global de ralentización del consumo y un turismo de compras mermado en Occidente por la sombra de la amenaza terrorista. A esta tormenta perfecta hay que añadir también la presión del fast fashion, que obligó al lujo a acelerar sus procesos y poner en marcha estrategias como el see now, buy now, y el impacto de los tipos de cambio, que lastraron la evolución de las principales compañías del sector.

 

 

 

El conglomerado francés LVMH, líder imbatible del sector, finalizó los nueve primeros meses de su ejercicio con un crecimiento de sólo el 4%, frente al alza del 18% registrada en el mismo periodo del año anterior. Frente al impulso del 6% de la división de perfumería y cosmética, el negocio de moda y complementos de piel del grupo se elevó sólo un 1%. La empresa apuntó que, si bien Asia había experimentado cierta mejoría, en Francia “las marcas del grupo continúan notando el impacto de la caída de turistas en ciudades como París”.

 

Otro gigante galo del lujo, Hermès, logró mantener el impulso de las ventas, si bien en sus resultados semestrales anunció que no volverá a comunicar ningún objetivo cuantificado de crecimiento debido “al aumento de las incertidumbres económicas, geopolíticas y monetarias en todo el mundo”, si bien sí mantiene unas metas “ambiciosas”.

 

Burberry, por su parte, aludió a un “entorno en el sector del lujo que está cambiando rápidamente”, en la presentación de sus resultados semestrales, en los que comunicó un descenso de su beneficio del 39,7%.

 

Pero, mientras las principales marcas de moda y complementos consiguen mantener el apoyo de los inversores, no ocurre lo mismo con el denominado lujo duro: la joyería y relojería. Según un análisis elaborado por Barclays, las exportaciones de relojería suiza permanecen a la baja desde 2012. “Nos preocupa que esto sea un problema de la categoría dado que el consumo global continúa siendo robusto”, aseguró el banco de inversión.

 

El líder de la categoría, Richemont, propietario de firmas como Cartier o Montblanc, cerró el primer trimestre con un descenso del 13% en sus ventas y del 51% en su beneficio, lastrada “por las difíciles condiciones del mercado”. Además, el grupo fue un paso más allá y, durante la presentación de resultados, comunicó su intención de “reordenar toda su cúpula directiva para hacer frente a los retos a los que se enfrenta la industria del lujo en la actualidad y poder reaccionar con velocidad en los próximos meses” y eliminó la figura del consejero delegado.