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Igualada exhibe la capacidad productiva del textil catalán para seducir a la gran distribución

S. Riera

26 feb 2015 - 04:45

 

El textil de Igualada vuelve a ganar músculo. La ciudad catalana, una de las cunas del sector en España, apuesta de nuevo por desarrollar esta industria aprovechando el proceso de relocalización que vive Europa. En la actualidad, la localidad concentra más de 120 talleres textiles, el 80% de los cuales están especializados en la producción de tricot, con una facturación conjunta de alrededor de 250 millones de euros y más de un millar de trabajadores.

 

Con el propósito de apuntalar esta nueva etapa, se celebra estos días en la localidad la primera edición de la feria Bstim (Best Solutions in Textile Manufacturing), con sesenta expositores, la mayoría de ellos empresas y talleres de las principales áreas productivas de Cataluña. Ayer, el evento celebró su primera jornada con una gran afluencia de público, en línea con las expectativas de organizadores y visitantes.

 

Antes de abrir las puertas, el certamen contaba ya con la confirmación de algunos de los principales grupos de distribución, como Inditex, Mango, Desigual o Cortefiel. También habían mostrado su interés por visitar Bstim otras cadenas medianas, como Punto Roma, Nice Things, Esseoesse, System Action o Bóboli, entre otras. Tras décadas de aprovisionamiento en gran escala en países de bajos costes productivos, la gran distribución vuelve a interesarse por acercar parte de su fabricación para flexibilizar colecciones y agilizar sus tiempos.

 

“Realmente, empezamos a notar el regreso de la producción textil a Igualada hace ya un tiempo, aunque en el último año ha sido una auténtica avalancha”, explica el presidente de la agrupación textil Fagepi, José Antonio Egea. Igualada cuenta en la actualidad con una capacidad productiva instalada en textil de seis millones de prendas anuales, aunque por el momento, produce alrededor de 3,5 millones de prendas.

 

El empresario asegura que Igualada, duramente afectada por la crisis del textil de los primeros años del siglo, siempre ha mantenido cierta capacidad productiva, incluso en los peores años de la crisis del textil, apoyada por las marcas locales, como Sita Murt, Punto Blanco o Escorpión, que generan el 70% de la cifra de negocio total del sector, así como otras marcas  europeas de gama alta. Entre estas últimas, se encuentra Lacoste, que produce en Igualada toda su línea de cashmere.

 

El gran cambio de paradigma que se produce ahora es consecuencia de la entrada de los gigantes de la distribución. Por el momento, los grandes operadores de la moda han empezado a trabajar con pequeñas series, pero de consolidarse su producción en la localidad, podrían actuar de locomotora para atraer el aprovisionamiento de más marcas.

 

“Hace diez años, cualquiera me hubiera dicho que estaba loco si hubiera hablado de relanzar el textil y ahora estamos intentando que la gente crea que somos capaces de hacerlo”, aseguró ayer el alcalde de Igualada, Marc Castells. “Ahora está prohibido dar marcha atrás, regresar a los tiempos en los que la industria era repudiada, porque ahora la industria genera ocupación y riqueza”, señala.

 

Los empresarios del sector, sin embargo, son más prudentes cuando hablan de relocalización. “Sí que es cierto que hay un poco más, que empieza a haber interés, pero por el momento ya está”, aseguró el responsable comercial de Stich Way, Evaristo García. “No hay más empresas, por ahora somos los que quedamos tras redimensionarse la industria en Igualada porque nadie piensa hoy en poner en marcha una empresa textil”, afirma. García sostiene que el objetivo actual es asentar y consolidar esta tendencia relocalizadora para que no sea algo pasajero.

 

Entre las empresas expositoras, está presente en el certamen Guasch Capellades, una histórica del textil catalán, cuyos orígenes se remontan a 1859. La compañía, que en la actualidad está liderada por la quinta generación de la saga familiar de los Guasch, ha pasado de ser el productor por excelencia de pañuelos de tela a tener una estructura más flexible y adaptada a los nuevos tiempos de la moda, con funciones de trader para la gestión de colecciones para terceros y de producción textil.

 

El director general de Guasch Capellades, Jordi Guasch Torrens, aseguró que por el momento no habían percibido el retorno del que tanto se habla, aunque sí que notan más movimiento y cierto retorno de la ilusión. En esta misma línea también se manifestó el propietario de Tradefil, Roger Peiró. El empresario, que procede de otra saga del textil catalán, en este caso de L’Hospitalet de Llobregat, explicó que por primera vez en muchos años había vuelto a ver a industriales del sector ilusionados.

 

“Tenemos que ser conscientes que si queremos continuar trabajado en este sector, ganaremos algo menos”, señaló Peiró, que también es representante en España del fabricante turco de acrílico Aksa. El empresario, si bien se muestra escéptico ante el retorno de la producción a España, sí considera que las empresas que permanecen han cambiado lo suficiente para adaptarse a las nuevas demandas del sector. “Por ahora, se está trabajando en repeticiones para cadenas medianas, de entre cincuenta y cien tiendas”, apuntó.

 

Punto Blanco, especializada en íntimo y calcetería, también participa en la feria para reforzar su negocio de producción para terceros. El director general de la empresa, Ignasi Reixach, afirmó que en la actualidad, el negocio de fabricación en calcetería para terceros representa ya el 30% de su producción total. “Hasta ahora habíamos trabajado para marcas europeas de gama alta y de lujo, pero desde hace seis meses hemos notado una fuerte demanda, sobre todo de cadenas”, explicó el directivo.

 

“Para las marcas españolas y europeas, producir aquí es más cómodo”, aseguró Reixach. “Nosotros podemos hacer muestras en dos semanas y poner el producto en tienda en un mes, porque siempre tenemos materia prima en stock”, subrayó.