Entorno

Digitalización, relocalización y servicios: las claves de la nueva era de la globalización

Según Boston Consulting Group, en esta cuarta etapa no habrá un solo líder económico global, sino varios.

I. P. Gestal

30 sep 2016 - 04:47

Digitalización, relocalización y servicios: las claves de la nueva era de la globalización

 

 

De un líder mundial a varias economías dominantes, de almacenes físicos a información en la nube y de deslocalizar a devolver parte de la producción a los países desarrollados. Tras la crisis, el mundo vive el comienzo de un nuevo escenario, una nueva era de la globalización que supone un punto y aparte en el comercio mundial.

 

Según señala Boston Consulting Group en el artículo What you need to know about globalization’s radical new phase, algunos expertos consideran que la decisión de Reino Unido de abandonar la Unión Europea es un síntoma del fin de la globalización, una señal de que, después de años en los que el mundo tendía a la integración, ahora empieza a tomar el camino contrario.

 

Además, los tiempos del crecimiento imparable de la economía mundial, el comercio y la inversión extranjera también parecen haber llegado a su fin. La Organización Mundial del Comercio (OMC) anunció esta semana sus previsiones de crecimiento para este año, que apuntan a que el comercio mundial registrará su menor alza desde el principio de la crisis.

 

Además, el crecimiento del Producto Interior Bruto mundial (PIB) ha pasado de crecer un 6% en los años sesenta hasta sólo un 3% en 2015, y el ratio entre ambas magnitudes ha pasado de crecer 35 puntos porcentuales entre 1960 y 2008 a sólo 0,2 puntos porcentuales en los últimos cuatro años.

 

 

 

 

Sin embargo, el modelo de globalización que se ha desarrollado en los últimos 200 años no está muerto, sino mutando.  La globalización nació con la revolución industrial y, desde entonces, ha atravesado diversas fases. La primera comenzó a principios del siglo XIX, con la invención de la máquina de vapor, pero sufrió un duro golpe con el estallido de la Primera Guerra Mundial.

 

La segunda etapa llegó en la década de los cincuenta, con la introducción de la producción en masa y la deslocalización de parte de la cadena de valor a nuevos mercados, y finalizó dos décadas después con la crisis del petróleo.

En los ochenta comenzó la tercera etapa, motivada por el nacimiento de Internet, que permitió la deslocalización de la producción y servicios a países en desarrollo con mano de obra barata y la puesta en marcha de cadenas de aprovisionamiento global. Sin embargo, terminó de nuevo abruptamente con la crisis de 2008.

 

Sin embargo, y a diferencia de la etapa que ahora comienza, las tres fases anteriores compartían unas características comunes. En primer lugar, la aparición de una nueva tecnología controlada por un mercado que incrementaba la productividad.

En segundo, uno o varios mercados que actuaban como el polo económico (Europa Occidental, Estados Unidos y China, respectivamente, en cada una de las fases). Y, por último, un sistema que facilitaba el comercio global y un crecimiento de la economía apoyado en el aumento del comercio.

 

 

 

 

Ahora, dos nuevas fuerzas están transformando este modelo. Por un lado, el crecimiento de la globalización está transformando el comercio global. En primer lugar, impactan en la productividad y la competitividad: según estima el Boston Consulting Group, la adopción de la tecnología digital en los procesos productivos incrementará la producción por trabajador un 30% y reducirá los costes laborales un 30% a medio plazo en países como Corea del Sur, Alemania, Estados Unidos y China, lo que hará que las compañías se replanteen deslocalizar parte de la producción a países en desarrollo.

 

De hecho, grupos como Adidas o Nike ya han comenzado a trasladar parte de su producción en China a sus países locales para poder responder de manera más rápida a las demandas de sus consumidores.

En segundo lugar, el comercio de bienes (que motivó las fases anteriores de la globalización) se está frenando, mientras que el comercio de servicios está en pleno crecimiento. Y, por último, el crecimiento de las plataformas digitales como Alibaba o Amazon ha comenzado ha dejado inservibles los modelos de negocio tradicional basados en un solo país.

 

Entre las consecuencias de este nuevo escenario, además de cambiar el mapa de la producción, también significará que no haya un sólo país que lidere la economía mundial, sino que varios mercados compartirán el liderazgo.